Teodoro
León Gross, en El País,
en su artículo “Sánchez e Iglesias, hacia
el precipicio”, indicaba ayer algo que debe hacernos reflexionar: “En Unidas
Podemos parecen tener clara su estrategia, y se sitúa en lo que se conoce como ‘equilibrio de Nash’: todas las partes
han adoptado ya su mejor opción conociendo las estrategias de todos. El PP, dar
una imagen institucional mientras se centra en fortalecer su poder regional;
Cs, para no perder su posición, se amarra al palo del no es no aunque oiga
cantos de sirena; el PSOE quiere gobernar en solitario con un socio preferente
pero manos libres en la geometría variable; y Podemos quiere entrar en el
Gabinete y tener poder real. Iglesias
no va a ceder fácilmente a Sánchez,
por más que el chicken game [juego de gallina] sea una expresión
gráfica de la teoría de los juegos sobre un método de negociación: no hacer
concesiones mientras haya margen, de modo que al final tenga que reaccionar la
parte más débil. Eso es algo que puede no ocurrir. De hecho, Iglesias se ha
mostrado persuadido al terminar la reunión de que será al revés: ‘Más tarde o
más temprano rectificarán’. Sigue la carrera hacia el precipicio”. El chicken game, al que hace referencia Teodoro León Gross, se
da en la película “Rebelde sin causa”, donde los participantes conducen
sus automóviles hacia un precipicio, y el primero en saltar es el gallina.
¿Quién ganará el pulso?
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