En el palacio de Ayete de San Sebastián, lugar
habitual de residencia de Franco
durante una parte de sus vacaciones de verano (el resto las pasaba en el pazo
de Meirás) se celebró la llamada la conferencia internacional de paz sobre el fin
del terrorismo de ETA. Y como recordaba José Manuel Ponte en La
Opinión (18/10/11), “en Ayete, el general Franco nombró por primera vez a
los cuarenta consejeros del Movimiento de su máxima confianza, que pasaron a la
historia como los cuarenta de Ayete. Figuraron
entre ellos Adolfo Suárez, Rodolfo Martín Villa y Marcelino Oreja, que luego fueron
conspicuos demócratas, y Blas Piñar,
Girón de Velasco, y Utrera Molina que lo fueron a
regañadientes”. (…) “Y en Ayete -seguía contando Ponte- se escenificó
aquel supuesto Consejo de Ministros durante el cual un Caudillo, ya achacoso,
se quedó ensimismado pronunciando repetidamente las expresiones "aña" y "eta". Sus inmediatos colaboradores se miraban extrañados
intentando averiguar el sentido de esos palabros, hasta que uno de ellos le dio
por interpretarlos en un sentido patriótico: ‘Está preocupado –dijo- por el peligro que para España representa ETA’.
Hasta que otro, más listo, dio con la clave certera. ‘Está pidiendo la caña y
la escopeta’, resumió en alusión a las aficiones favoritas del dictador”.
Puede que fuese una broma, pero tiene su
gracia.
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