Lo que le está sucediendo a Pedro Sánchez me recuerda la novela “El coronel no tiene quien l escriba”, de García Márquez. Sánchez apuesta por su gallo, es decir, por
que a última hora logre alcanzar
acuerdos con quien sea, al precio que sea, para poder conseguir que su
investidura del próximo día 22 no resulte fallida. El gallo, Pablo Iglesias, le ha salido peleón y
exigente. Y parece recordarle lo que está sucediendo en La Rioja. “Ya sabes, si
no me das tres consejerías, no te doy el
voto necesario”. La socialista Concha
Andreu no saldrá investida presidenta en segunda votación. PSOE y Podemos
no se entienden. Los socialistas riojanos estaban dispuestos a ceder a Podemos
las viceconsejerías de Igualdad y Reto Demográfico y la Dirección General de
Vivienda. Pero a río revuelto, ganancia de pescadores. La derecha ya se frota
las manos ante la chulería del gallo peleón: “Sin las consejerías, usted no va
a ser presidenta”. Algo parecido acontece, como digo, con Sánchez. Los barones
y las bases del partido ya se hace la pregunta de la mujer del coronel a éste,
ante la posibilidad de que su gallo pierda su combate en el palenque: “Dime,
qué comeremos?”. La respuesta de Sánchez, como la del coronel, parece contundente: “Mierda”. Eso es
lo que hay. Eso es lo que toca. Podemos quiere vicepresidencias; o, mejor aún,
un gobierno dentro de otro gobierno y eso a todas luces parece de difícil
manejo. En Morón de la Frontera el gallo de la leyenda andaluza tiene su
pedestal desde 1916 auspiciada por los señoritos de la época, con una placa que
recuerda:
“Allá por el año
1500 se dividieron en dos bandos los vecinos, se enardecieron los ánimos y
libraron verdaderas batallas. La Cancillería de Granada envió un juez con fama
de matón, para poner orden, que repetía siempre "donde canta este gallo no canta otro". Los moronenses
cansados de sus bravatas se pusieron de acuerdo y después de dejarlo
completamente desnudo lo apalearon; por dicho motivo nació el popular refrán: "Te vas a quedar como el gallo de Morón,
sin plumas y cacareando en la mejor ocasión”.
Según Juan Luis Mármol (ABC de Sevilla, 26/02/16)
“el estudio más serio confirma que todo sucedió en la
primavera de 1527 y que el famoso gallo sería el
doctor Juan Esquivel. Entonces Morón estaba gobernada por dos
ayuntamientos: uno más relacionado con la nobleza y otro regentado por el
pueblo llano. Evidentemente, la diferencia de clases hacía imposible la
convivencia en la localidad. Cada uno tenía sus propios concejales, estaban en la
misma cámara del ayuntamiento y las trifulcas eran terribles”. En fin,
paciencia y a barajar.
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