jueves, 18 de julio de 2019

Paciencia y a barajar




Lo que le está sucediendo a Pedro Sánchez me recuerda la novela “El coronel no tiene quien l escriba”, de García Márquez. Sánchez apuesta por su gallo, es decir, por que  a última hora logre alcanzar acuerdos con quien sea, al precio que sea, para poder conseguir que su investidura del próximo día 22 no resulte fallida. El gallo, Pablo Iglesias, le ha salido peleón y exigente. Y parece recordarle lo que está sucediendo en La Rioja. “Ya sabes, si no me das tres  consejerías, no te doy el voto necesario”. La socialista Concha Andreu no saldrá investida presidenta en segunda votación. PSOE y Podemos no se entienden. Los socialistas riojanos estaban dispuestos a ceder a Podemos las viceconsejerías de Igualdad y Reto Demográfico y la Dirección General de Vivienda. Pero a río revuelto, ganancia de pescadores. La derecha ya se frota las manos ante la chulería del gallo peleón: “Sin las consejerías, usted no va a ser presidenta”. Algo parecido acontece, como digo, con Sánchez. Los barones y las bases del partido ya se hace la pregunta de la mujer del coronel a éste, ante la posibilidad de que su gallo pierda su combate en el palenque: “Dime, qué comeremos?”. La respuesta de Sánchez, como la del coronel, parece contundente: “Mierda”. Eso es lo que hay. Eso es lo que toca. Podemos quiere vicepresidencias; o, mejor aún, un gobierno dentro de otro gobierno y eso a todas luces parece de difícil manejo. En Morón de la Frontera el gallo de la leyenda andaluza tiene su pedestal desde 1916 auspiciada por los señoritos de la época, con una placa que recuerda:

Allá por el año 1500 se dividieron en dos bandos los vecinos, se enardecieron los ánimos y libraron verdaderas batallas. La Cancillería de Granada envió un juez con fama de matón, para poner orden, que repetía siempre "donde canta este gallo no canta otro". Los moronenses cansados de sus bravatas se pusieron de acuerdo y después de dejarlo completamente desnudo lo apalearon; por dicho motivo nació el popular refrán: "Te vas a quedar como el gallo de Morón, sin plumas y cacareando en la mejor ocasión”.

Según  Juan Luis Mármol (ABC de Sevilla, 26/02/16) “el estudio más serio confirma que todo sucedió en la primavera de 1527 y que el famoso gallo sería el doctor Juan Esquivel.  Entonces Morón estaba gobernada por dos ayuntamientos: uno más relacionado con la nobleza y otro regentado por el pueblo llano. Evidentemente, la diferencia de clases hacía imposible la convivencia en la localidad. Cada uno tenía sus propios concejales, estaban en la misma cámara del ayuntamiento y las trifulcas eran terribles”. En fin, paciencia y a barajar.

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