martes, 30 de julio de 2019

Tres paisajes



Desde los andenes de la estación de ferrocarril de Terrer (Zaragoza), ahora convertida en apeadero, me impresionaba observar de niño la Sierra de Vicor, que se veía de color azul. Algo que contrastaba con los pinares de la Sierra de Pardos, en el eje Noroeste-Sureste, que transformaba su paisaje en color verde por la densa vegetación de pinos y carrascales; y con la Sierra de Armantes, al sur del Moncayo,  formada por capas de yesos lacustres de aspecto lunar y de 11 kilómetros de longitud, donde destacaban el pico Los Castillos, el pico Maño Maño y el Cerro de la Cruz. Parecía increíble que en tan poco espacio geográfico se pudieran contemplar tres paisajes tan próximos y tan distintos. La impresionante Sierra de Vicor, que cuenta con el Pico de la Nevera, aunque su máxima altura es el Pico del Rayo en el término de Inogés, cuenta desde los Acuerdos entre España y los Estados Unidos en los años 50 con un Escuadrón de Vigilancia Aérea. Termina en llanura y deriva en dos pequeñas formaciones: Sierra del Espigar y Sierra Modorra. Y en el valle, el río Jalón, nacido en la Fuente Vieja, al pie de un cerro aislado dentro del término municipal de Medinaceli, discurre sin prisa hasta encontrarse en Calatayud con el río Jiloca, nacido en los Ojos de Cella, que desde ahí marcha ya como una sola arteria hasta su desembocadura en el Ebro, en Torres de Berrellén; la vieja carretera radial N-II que partiendo de la madrileña Puerta del Sol muere en La Junquera; y el trazado decimonónico de vía única y sin electrificar para la circulación de los convoyes en dirección a Madrid o en dirección a Zaragoza desde mayo de 1863. Hoy el trazado de la carretera, ahora convertida en la autovía A-2, es distinto. También, las viejas vías decimonónicas del MZA se han desdoblado y electrificado, Y en paralelo circulan trenes de alta velocidad sobre un ancho de vía estándar. Aunque parezca una paradoja, hoy en España existen seis anchos de vía: el ancho español (1.672 mm) usado en la línea 1 del metro de Bacelona; el ancho ibérico (1.668 mm) equivalente a seis pies castellanos; el ancho internacional (1.435 mm); el ancho madrileño (1.445 mm) del metro de Madrid; la vía estrecha (1.000 mm) de la antigua FEVE; y la vía de 914 mm, equivalente a una yarda inglesa, que utiliza el ferrocarril y el tranvía de Sóller, en Mallorca. Todo cambia, menos el paisaje. Si vas a Calatayud  puedes preguntar por la Dolores sin que se enfade mi amigo Antonio Sánchez Portero y, de paso,  comprobar que sigue intacta la misma orografía: la que vio el Cid Campeador en su camino hacia la conquista de Valencia en 1094 y la que vieron mis ojos de niño fascinado. Esto es, una sierra azul, una sierra verde y una sierra ocre, tirando a color maleta. Tres buenas patas para el trípode de una máquina fotográfica donde puede poner el ojo con acierto uno de los mejores fotógrafos que ha dado Aragón: José Verón Gormaz, leal amigo y virtuoso maestro.

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