martes, 10 de agosto de 2021

Aquellas bicis "Orbea"

 


Recuerdo que durante mi infancia viví junto a una casa-cuartel de la Guardia Civil en una barriada donde la empresa azucarera concedía viviendas gratuitas a algunos de sus empleados. Los hijos de aquellos guardias, al igual que los hijos de los ferroviarios, también acceso a la escuela privada de la compañía. Un día llegaron unas bicicletas para el servicio de correría. Eran unas bicicletas de color gris y de la marca “Orbea” que disponían de unos enganches de pinza para  sujetar el fusil a lo largo de la barra. El problema era que algunos números de la Benemérita no sabían mantenerse sobre dos ruedas. Y aquellos guardias que sabían montar tuvieron que arreglárselas para enseñar al resto. Allí los veías, en la explanada de la barriada, sujetándoles por el sillín y soltándoles sin que se diesen cuenta. Pasados los años, cuando en televisión veo rescates de gran dificultad en recovecos de montañas abruptas con helicópteros y el perfecto manejo de patrulleras persiguiendo a narcotraficantes, las impagables ayudas en la red de carreteras, el control de armas, las escoltas a ministros y la experiencia demostrada en los laboratorios para descubrir pistas que ayuden a solucionar actos delictivos, me doy perfecta cuenta de los cambios llevados a cabo en esa Institución para bien de los ciudadanos. Desde el momento de su creación, en 1844, han hecho gala de su lema: “El honor es mi divisa”, extraído del artículo 1 de su “cartilla”, escrita en 1845 por el segundo duque de Ahumada. Un Real Decreto de 13 mayo de 1844 firmado por el entonces presidente del Consejo de Ministros y ministro de las Guerra, Ramón María Narváez, más conocido como el Espadón de Loja, está considerado como el decreto fundacional. Aquel Cuerpo tuvo la misión inicial de perseguir el bandidaje de caminos y salvaguardar los intereses de los terratenientes. La primera casa-cuartel se estableció en Falces (Navarra), aunque otros opinan que fue en Lillo (Toledo). Las viejas bicicletas, como el acharolado tricornio del golpista Tejero, han quedado en el recuerdo. También aquellas  cursis teresianas que impuso Roldán,  aquel cronometrador de tajos metido a político que terminó con sus huesos en la cárcel de Brieva. La Guardia Civil es hoy un Cuerpo modernizado que tiene como principal misión ayudar a los ciudadanos, que no es poco.

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