El revés de la hoja de calendario de hoy, 29 de agosto, hace referencia a luchar o huir. Por asociación de ideas, me viene a la cabeza lo sucedido en Afganistán, donde han salido picando billetes los americanos y los socios de la OTAN, entre los que se encuentra España. Señala la hojita del taco, como digo, que “cuando usted hace frente a una amenaza, le fluye la adrenalina por todo el cuerpo, los reflejos se vuelven más vivos, los músculos se tensan para entrar en acción, la atención se agudiza y el corazón bombea más sangre a los rincones del cuerpo que más la van a necesitar, es decir, brazos y piernas. Los psicólogos llaman a esa reacción instintiva la respuesta de lucha o huída”. Los americanos han preferido la huída, como hicieron en Vietnam, donde completaron su retirada el 29 de marzo de 1973. De la misma manera, los últimos soldados españoles abandonaron el Sahara Occidental el 26 de febrero de 1976. Aquella misma noche, cuando las tropas marroquíes ya habían entrado en el territorio, el Frente Polisario proclamaba la constitución de la República Árabe Saharaui Democrática, si bien la retirada se había producido 72 días antes, tras el final de la Marcha Verde y la firma de los Acuerdos tripartitos de Madrid, el 14 de noviembre de 1975. Fue la llamada “Operación Golondrina”. España tenía delante el espejo de Portugal tras la experiencia de Angola. Lo más triste de todo fue que los planes de descolonización acordados con la ONU, que contemplaban la convocatoria del referéndum de independencia, jamás se han celebrado. Pero a lo que iba, moreno. La respuesta de lucha o huída fue descrita por Walter Bradford (1871-1945), donde tomaba como referencia a los animales cuando éstos se encontraban en situaciones indeseables. Señalaba Bradford que, en tales situaciones desesperadas, la médula adrenal produce una descarga de hormonas que ayudan a controlar los latidos del corazón para regular las respuestas de estrés.
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