martes, 10 de agosto de 2021

Naranjeros y tirachinas

 


En relación con el octogenario al que el pasado viernes se le descubrió por parte de la Policía un arsenal de armas largas inutilizadas en su casa de Murcia, a mi entender sólo se le podrá poner, si acaso, una multa por no estar documentadas ante la Guardia Civil. En este sentido, el diario El País señala que “generalmente, lo que se hace es taladrar el cañón para impedir que pueda dispararse, pero se trata de una operación que puede ser reparada por manos expertas en el manejo de armas. Si caen en poder de este tipo de especialistas, prosiguen las fuentes consultadas, podrían ser reutilizadas. De ese modo, el destino final de las armas intervenidas, en general, es su destrucción en un periodo aproximado de un año o la devolución a su propietario en el caso de que arregle la documentación. En este caso, si embargo, es improbable que la enorme colección incautada vuelva a manos del coleccionista”. En ese sentido, entiendo que las armas inutilizadas se pueden conservar en el domicilio del coleccionista sin limitación de número siempre que vaya acompañada del correspondiente certificado de inutilización, con arreglo a lo dispuesto en el artículo 108 del Reglamento de Armas (R.D. 137/1993, de 29 de enero). Me estoy refiriendo, en el caso que nos ocupa, a 26 revólveres, 11 pistolas, 9 rifles, 5 subfusiles y 7 escopetas encontradas y diversas bayonetas. Respecto a las tres granadas de mortero y otras tres de mano, éstas deben estar inertes, sin carga explosiva; es decir, sólo poseer las carcasas. Cosa distinta es que el octogenario se pasease por Murcia desnudo de cintura para arriba y empuñando un revólver, como fue el caso. Ahí ya no debe intervenir  la Policía sino un siquiatra. Porque, miren ustedes, un arma peligrosa puede ser un destornillador, un cuchillo de cocina, un martillo o un abrecartas,  si se utilizan de manera distinta de aquella para la que fueron fabricados. Y una carcasa de bomba de mano puede llegar a ser letal, de la misma manera, si un forofo se la lanza al aficionado rival a la cabeza en un acaloro tras un derbi entre el Sevilla Club de Futbol y el Real Betis Balompié. Aquí la pregunta que debería hacerse es si es necesario que muchos militares conserven una pistola de su propiedad en su domicilio una vez que han dejado de estar en activo. Porque, óigame, eso ocurre. El corolario es simple: cuantas menos armas, menos tiros.

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