miércoles, 8 de octubre de 2025

No es tiempo para la lírica


 

Comprendo los anhelos de los leoneses de no querer permanecer unidos autonómicamente con Castilla. Cantabria lo consiguió  “tomando la vía del Artículo 143 de la Constitución, que permitía obtenerla si los ayuntamientos votaban dos tercios en número y dos tercios en población”, como señaló  Miguel Ángel Revilla  en una entrevista moderada por  César Ortiz  en Europa Press y que hoy reproduce Diario de León.  También lo consiguió Madrid,  La Rioja; y, a medias, la Región de Murcia, al desprenderse de Albacete y quedar añadido a Castilla-La Mancha. Para Revilla –según señalaba—“fue beneficioso y ha prosperado muchísimo, pasando de 500.000 habitantes a 610.000.  En 1982, León tenía más población que Cantabria y ahora se ha estancado en 420.000”. En la misma entrevista intervino el alcalde de León, José Antonio Díez, recordando que “León “atesora más kilómetros cuadrados que Cantabria y Asturias juntas o que Navarra y el País Vasco”. Pero, según Díez, ““los dos grandes partidos, el PSOE y el PP,  parece que no entienden a la ciudadanía y los anhelos de los leoneses”. Y puso el colofón al recordar que ese cambio solo puede llevarse a cabo por la vía de Congreso de los Diputados y de ninguna de las maneras por la vía de las Cortes de Castilla y León. Hacerlo de ese modo sería como tratar de empezar la casa por el tejado. En efecto, sería ineludible modificar el Capítulo Tercero de la Constitución donde la organización territorial de España se vertebró en diecisiete comunidades y dos ciudades autónomas. Pero también es cierto que la Constitución española de 1978 no estableció un modelo territorial acabado, sino que configuró lo que Jesús Leguina Villa, (magistrado del Tribunal Constitucional entre 1986 y 1992, fallecido en 2016) denominó “Estado unitario regionalizable”, con lo que se daba a entender que  la puerta al derecho de autodeterminación no quedaba cerrada del todo. Y así están las cosas. Castilla y León es la comunidad autonómica más grande en extensión y un desierto demográfico en sus 2.250 municipios, (inferior a los 10 habitantes por kilómetro cuadrado, lo que significa que ese territorio cuenta con un 75% menos de población que el resto del país y que su tendencia es a disminuir). Si se separase de la actual vertebración  territorial León, Zamora y Salamanca, de Castilla, ésta sería más flaca que la hoja de culantrillo,  lo más parecido a Laponia (con dos habitantes por kilómetro cuadrado), aunque conviene recordar que 223 municipios castellano-leoneses ya están por debajo de esa cifra. En otros pueblos ya no queda nadie. ¿No es preocupante?  Como decía la letra de una canción de Fangoria, “ni contigo ni sin ti, tienen mis males remedio…”.

 

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