jueves, 23 de octubre de 2025

Volver al '7 fechas'


Ayer hacía referencia a una noticia leída en Heraldo de Aragón referida al ‘invento’ de un ingeniero aragonés, Jorge Higón, consistente en un envase de productos frescos que puede utilizarse 50 veces antes de ir al cubo de la basura, al que le concedí una dudosa solución a los problemas de reciclaje. Hoy leo en el mismo diario dos noticias sorprendentes: una de ellas señala lo siguiente: “Un hombre se encierra en la cocina de su bar de Zaragoza, pero no evita que su novia le pegue dos manotazos en la cara”. La otra: “Lanzan un nuevo traductor automático de aragonés basado en 5 millones de oraciones”. La primera de esas noticias carece del mínimo interés para el lector. Es lo más parecido a un chisme de portera. La segunda tampoco, por su absoluta irrelevancia. Seamos serios. ¿Alguien en su sano juicio (que no sea un filólogo) puede estar interesado en adquirir un traductor del dialecto aragonés al idioma castellano? Reconozco que gente rara hay en todas partes, pero no sé si hasta ese punto. A mi entender, la misión de un diario de papel regional con 130 años de historia es la de informar al lector sobre lo que acontece, no la de trasladar al papel necedades que no interesan a nadie por llenar espacio. Ello produce en el lector desinterés y desconfianza. Existe un  fenómeno, conocido como news avoidance (evitación de noticias) consistente en que muchos ciudadanos optan por alejarse deliberadamente del constante bombardeo de noticias, muchas de ellas falsas y otras muchas carentes de interés. Esa saturación llega a producir fatiga. Recuerdo cuando existía el “7 fechas” de la Prensa del Movimiento, con tirada semanal y que fundó en 1949 el falangista Lucio del Álamo. Pues bien, con aquel  “papelín general”  los españoles quedábamos “resumidamente informados” de los acontecimientos semanales ocurridos y que la Dictadura toleraba que conociéramos. Aquel semanario del “Movimiento” hasta  llegó a recibir algunas sanciones (pellizquitos de monja, diría yo) por determinados artículos publicados. También fue muy leído entre los españoles en la diáspora. Hasta que en 1975 la Secretaría general del Movimiento dejó de publicar la edición nacional  y al año siguiente los suplementos estacionales, quedando a cargo del Instituto Español de Emigración tras firmarse un contrato con la Delegación Nacional de Prensa y Radio. Una pena que desde entonces ya no nos dieran las noticias de forma dosificada, al igual que se hacía con las grageas de ‘Geniol’ contra los dolores de cabeza, el ‘Sedobrol’ como sedante del sistema nervioso y la ‘Zaragatona’  para exonerar el vientre. Si les digo la verdad, con la llegada de la prensa digital hemos salido perdiendo. Es difícil ver esquelas y no podemos envolver el bocadillo que llevábamos al tajo. Aquella tinta del papel impreso le añadía al pan untado en el líquido de las agujas en escabeche un saborcillo bastante agradecido.

 

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