En el número 818 del semanario taurino "Sol y Sombra" (30 de noviembre de 1911) un crítico de aquellos primeros años del siglo XX que firmaba con el seudónimo de Recortes se hacía eco de un luctuoso suceso ocurrido en Toro (Zamora) consecuente de una cogida de días antes del madrileño Pedro Párraga Hernández. En aquel artículo, "Las víctimas del toreo", se daba cuenta del suceso acaecido la tarde del 12 de octubre de 1859. Y así consta, también, en otro artículo aparecido en la revista “El Ruedo” (26/01/1956) donde al toro le designa como 'Portagüelo'. Pero en un suelto anterior (01/01/1913) se dice que el toro tenía el nombre de 'Portajero', y en su libro "Plaza de toros de Toro. Historia de la fiesta de los toros", su autor, José Antonio Rodríguez Puertas, señala que el toro se llamaba 'Espartero'. Está claro que no se pusieron de acuerdo ninguno de los críticos con el nombre del astado. Lo que nadie discute es que el encontronazo tuvo lugar coincidiendo con el tercero de la tarde haciendo el quite. En el libro de Rodríguez Puertas pone que "al pretender correrlo por derecho uno de los peones, resbaló y cayó al suelo, acudió Párraga al quite y el toro se le revolvió, arrollándole y pisándole, sin lograr empitonarle". Y Recortes señala que “el torero fue trasladado al hospital de Toro —a cuyo beneficio se había construido la plaza tres décadas antes—, donde se vio que no tenía herida alguna, pero sí un magullamiento general que inspiraba serios temores". Pedro Párraga, que tal era su nombre, pasó dos días en el hospital, antes de tomar la decisión de regresar a Madrid con sus compañeros de cuadrilla sin haber sido dado de alta hospitalaria. Añadía Recortes que “el ajetreo del viaje en galera y algún exceso en la alimentación le causaron la muerte en el mismo carruaje en que se encaminaba a Madrid, a las siete de la tarde del 15 de octubre de 1859". Se desconoce el lugar donde fue enterrado. Se dijo de él que había sido un excelente banderillero y mediano espada. Llegó a torear en Madrid en varias ocasiones y en provincias lo hizo en novilladas económicas". Aquella corrida en Toro (Zamora) era un “mano a mano” donde se toreaban astados de la ganadería navarra de Zalduendo. El compañero de lidia era Juan Domínguez “Cadenas”. Pedro Párraga había nacido en Madrid el 5 de noviembre de 1818 y su primera corrida como torero tuvo lugar en Madrid el 28 de diciembre de 1845. Antes había estado de banderillero en las cuadrillas de Manuel Lucas Blanco, Juan León, Roque Miranda y “El Morenillo”. Su alternativa como torero se hizo sin ‘la transferencia de trastos’ Es esta última la que lo alienta a convertirse en matador. Se alterna en Madrid por primera vez como matador de toros, sin "la transferencia de trastos", es decir, sin ceremonia, junto a Noteveas y El Salamanquino, frente a toros de las ganaderías de Pedro Nautet y Martínez Enrile. Los toros de la ganadería de Zalduendo, de Caparroso, llevaban divisa encarnada y azul y eran pequeños, colorados, carifoscos, corniblancos y veletos. Su pelaje era retinto colorado y royo. Se torearon dos de aquellos toros por primera vez en Pamplona en las fiestas de san Fermín de 1779. Aquella pura casta navarra nunca salió de la familia del fundador.
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