Vamos, que en la prensa
conservadora va a ser necesario tener que añadir a determinados columnistas del
incensario y de la decencia más “puntos didot” para tanto elogio. (Para el que
no lo sepa, en tipometría el didot equivale a la doceava parte
de un cícero). Es la tercera vez en poco tiempo que leo un artículo de
Alfonso Ussía en La Razón
opinando sobre la decencia al referirse a las Fuerzas Armadas. El pasado 15 de
julio, en su artículo “Eso de la decencia”, hacía referencia a dos militares: Agustín
Muñoz Grandes y Luis Carrero Blanco. ¡Vaya tela! Al primero de ellos, por haber
ido un domingo a ver la Yeguada Militar
en el Hipódromo de la
Zarzuela conduciendo un
“seiscientos” en vez de hacerlo en un vehículo del Parque Móvil Ministerial, recordando una anécdota que Manuel Martín
Ferrand había contado días antes en el diario ABC y que había dedicado a Claudio Carudel, el jockey fallecido en
Madrid de un tumor cerebral el pasado 8 de julio. Pues bien, el pasado 3 de
octubre, Ussía volvía a referirse, también en ese medio, a la decencia de los
miembros de las FAS en su artículo “Justicia y decencia”. En esa ocasión pedía
disculpas a Dani Pedrosa, al interpretar erróneamente que éste no había querido
“pasear” la bandera de España desplegada tras su triunfo en el Gran Premio de
Aragón. Y hoy, 11 de octubre, Ussía, en su artículo de La Razón, “¡Qué aburrimiento!”,
vuelve a hacer referencia a la decencia del Ejército, y aprovecha, cómo no,
para arremeter contra Artur Mas (por haber decidido no acudir mañana a Madrid a la parada militar
presidida por el rey); ensalza a los soldados que ayudaron “con riesgo de sus vidas” a sofocar incendios
en Cataluña el verano recién terminado; y sigue contando que “de todos esos
hombres decentes (los militares), los que alcanzan el más alto rango después de
servir sin condiciones a España y a la sociedad durante cuarenta años, pasan a la Reserva con una jubilación
de dos mil euros”. Pues hombre, teniendo en cuenta que dos mil euros en estos
tiempos no es moco de pavo para un jubilado por muchas estrellas que lleve, y
considerando que las FAS no están incluidas en el Régimen General de la Seguridad Social
al pertenecer a ISFAS, qué quieren que les
diga. Al menos, cuando deciden ir a una residencia de ancianos tienen ayudas
importantes de ese Instituto armado, disponen de residencias de verano en
determinados puntos de España y, por si fuera poco, cuando almuerzan en
determinados comedores de las FAS (yo conozco dos en Madrid) pagan menos de
cuatro euros por menú. Menos da una piedra. Pero la cosa no queda ahí. El
pasado 9 de octubre, Ussía moderaba un debate en el periódico donde publica sus
columnas. Estaba invitado al acto el ministro Morenés. Y Ussía, en uso de la
palabra, volvió a referirse a la pensión de jubilación de los militares: “Pero
aquí –dijo refiriéndose a los militares presentes- hay unos señores que son los
servidores de España, que se pasan y entregan toda su vida para servir a España
y a los españoles y que al cabo de la culminación de sus carreras, de
brillantísimas carreras, pasan a la escala B, y se retiran con un sueldo que se
consideraría ridículo de acuerdo a sus merecimientos”. Y para redondear su discurso, Ussía hizo como
los toreros de postín, o sea, puso “la pata pa'lante” y ejecutó
dos medias verónicas y una revolera: “Por eso, estamos en una sala abarrotada
de decencia, y tenemos aquí al ministro de Defensa. Ministro, eres muy
afortunado, por tener tanta decencia a tus órdenes”. No vean, me está
entrando un rubor… En fin, yo lo que creo es que Ussía tiene “pelusilla” de
Carlos Herrera, al que el otro día le impuso una condecoración el ministro del
Interior en la Plaza
del Pilar (con ocasión de ponerle otra condecoración a la Virgen) por unos
merecimientos (los de Herrera, claro) que escapan a mi modesto entender. Pero,
hombre, tampoco es cuestión de pasarse el día relacionando a las FAS con la
decencia de forma cansina. A los militares españoles, como al resto de los
ciudadanos que conformamos el Estado, el valor se le supone y la decencia
también. A este paso, veo a Ussía cantando en los tablados flamencos “Mi
triguito limpio” con el mismo brío que ponía Pepe Pinto: “¿Maria Manuela, me
escuchas? / Yo de vestíos no entiendo / Pero…¿te gusta de veras / ese que te
estás poniendo? / Tan fino, tan transparente, / tan escaso y tan “ceñío”/, que
a lo mejor por la calle / te vas a morir de frío”. Uff, me voy a comprar el
pan, que cierran.
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