miércoles, 31 de octubre de 2012

Octubre, octubre




Tomo el título de una obra de José Luis Sampedro, no sé si por asociación de ideas, que todos los años veranea en Alhama de Aragón. De aquí, de Aragón se habla muy poco en los medios de comunicación. Sólo si acaso, por cuestiones de climatología y cuando Rudi expone algún proyecto que luego no cumple. No pasa nada, ya estamos acostumbrados. Pero varias noticias sobre Aragón copan estos días las redes sociales y la prensa local: el macabro asunto del descuartizador de Ricla; el eccehomo de Borja, que arrasa como disfraz de Halloween; el bar Mariano y Manolo, de Calamocha, cuya cesta de Navidad es todo un exceso fanfarrón en esta época de crisis; el “canfranero”, que deja plantada a una pareja cinco horas en Riglos; y la asistencia del príncipe Felipe a unas maniobras internacionales en el campo de tiro de San Gregorio. Pero vayamos por partes. Intensas lluvias, unas bolsas ligeramente enterradas aforan a la superficie en un descampado de Cadrete, unos curiosos que pasean, las descubren y las abren con un palo. Parecen restos humanos. Se da aviso a la Guardia Civil del macabro hallazgo. Se atan cabos. Se relacionan esos restos con la desaparición de una mujer en Ricla la pasada primavera. Posterior detención de un vecino de esa localidad del Jalón que había sido carnicero. Interrogatorio exhaustivo del sospechoso. La familia del presunto asesino contrata al más prestigioso abogado de Zaragoza, Javier Notivoli. El juez encargado del caso, tras 150 preguntas del fiscal, ordena el ingreso en prisión de Antonio Losilla Longares como presunto responsable de la muerte de Manuela Cebrián Embid. Faltan conocerse los resultados de las pruebas de ADN. Hasta el momento, es lo que se puede contar. Otro asunto. Lo del eccehomo de Borja tiene su chacota. El adefesio resultante de la manipulación del fresco de Elías García por una anciana del pueblo, Cecilia Jiménez, que pretendía restaurarlo, ya lleva recaudados más de 14.000 euros desde  el pasado 15 de septiembre, fecha en la que comenzó a cobrarse la entrada (un euro por visita, como las recetas en Cataluña) al Santuario de la Misericordia. Pero, curiosamente, el Ayuntamiento está mirando la forma de que el adefesio vuelva a la forma original. O sea, pretenden matar a la gallina de los huevos de oro. ¡Hace falta ser mentecatos! Además ahora, cuando resulta que una versión del eccehomo de Borja  ha alcanzado gran popularidad en Estados Unidos y hasta “se ha colado” en la última actualización del videojuego Angry Birds. Sigamos. El Bar Mariano y Manolo, de Calamocha, todos los años rifa una “cesta” de Navidad. Al estar situado en la carretera, son muchos los camioneros que compran boletos. La “cesta” de este año supera los 240.000 euros  e incluye, entre otras cosas, un “mini coupé”, una moto “Harley Davidson” y dos lingotes de oro. Desde luego que Teruel existe. ¡Ya lo creo! Más cosas. Elena Ruscan y Samuel Gabaly, esperaban en el apeadero de Riglos la llegada del “canfranero”. Y como no llegaba, llamaron a “Atención del viajero” de Renfe. Les dijeron que el tren llevaba 40 minutos de retraso. Al cabo de hora y media volvieron a llamar a ese servicio. Entonces les dijeron que el tren se había averiado y que ponían un autobús para que fuese por las estaciones del trayecto recogiendo a los viajeros. Por allí no aparecía ningún autobús. Vuelta a llamar a Renfe. Respuesta der la compañía: “El autobús está completando ya su recorrido y deben ser ustedes (por ellos) los que busquen un medio de transporte alternativo para regresar a Huesca”. Eran ya las diez de la noche y hacía un frío que pelaba. Tuvieron que ponerse en contacto con la Guardia Civil, que mediaron y consiguieron que llegara un taxi desde Ayerbe. Terminaron la “aventura” pasada la medianoche. Para llorar. Ya sólo me queda comentar la asistencia del príncipe Felipe a unas maniobras internacionales de desactivación de explosivos en Zaragoza. Se ha simulado la existencia de un artefacto en la parte exterior de una base española en Afganistán y el ataque de un terrorista suicida mientras las unidades se encontraban trabajando en la desactivación de ese primer explosivo. O sea, la típica batallita entre buenos y malos. Sería más práctico de Felipe de Borbón marchase una temporada a Afganistán y comprobase “in situ” lo que allí acontece. También saldría más barato para el bolsillo de los españoles. Y eso es todo. Me voy a tomar el vermú, que ya es hora.

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