Tomo el título de una obra de
José Luis Sampedro, no sé si por asociación de ideas, que todos los años
veranea en Alhama de Aragón. De aquí, de Aragón se habla muy poco en los medios
de comunicación. Sólo si acaso, por cuestiones de climatología y cuando Rudi
expone algún proyecto que luego no cumple. No pasa nada, ya estamos
acostumbrados. Pero varias noticias sobre Aragón copan estos días las redes
sociales y la prensa local: el macabro asunto del descuartizador de Ricla; el
eccehomo de Borja, que arrasa como disfraz de Halloween; el bar Mariano y
Manolo, de Calamocha, cuya cesta de Navidad es todo un exceso fanfarrón en esta
época de crisis; el “canfranero”, que deja plantada a una pareja cinco horas en
Riglos; y la asistencia del príncipe Felipe a unas maniobras internacionales en
el campo de tiro de San Gregorio. Pero vayamos por partes. Intensas lluvias,
unas bolsas ligeramente enterradas aforan a la superficie en un descampado de
Cadrete, unos curiosos que pasean, las descubren y las abren con un palo.
Parecen restos humanos. Se da aviso a la Guardia Civil del
macabro hallazgo. Se atan cabos. Se relacionan esos restos con la desaparición
de una mujer en Ricla la pasada primavera. Posterior detención de un vecino de
esa localidad del Jalón que había sido carnicero. Interrogatorio exhaustivo del
sospechoso. La familia del presunto asesino contrata al más prestigioso abogado
de Zaragoza, Javier Notivoli. El juez encargado del caso, tras 150 preguntas
del fiscal, ordena el ingreso en prisión de Antonio Losilla Longares como
presunto responsable de la muerte de Manuela Cebrián Embid. Faltan conocerse
los resultados de las pruebas de ADN. Hasta el momento, es lo que se puede
contar. Otro asunto. Lo del eccehomo de Borja tiene su chacota. El adefesio
resultante de la manipulación del fresco de Elías García por una anciana del
pueblo, Cecilia Jiménez, que pretendía restaurarlo, ya lleva recaudados más de
14.000 euros desde el pasado 15 de
septiembre, fecha en la que comenzó a cobrarse la entrada (un euro por visita,
como las recetas en Cataluña) al Santuario de la Misericordia. Pero,
curiosamente, el Ayuntamiento está mirando la forma de que el adefesio vuelva a
la forma original. O sea, pretenden matar a la gallina de los huevos de oro.
¡Hace falta ser mentecatos! Además ahora, cuando resulta que una versión del
eccehomo de Borja ha alcanzado gran
popularidad en Estados Unidos y hasta “se ha colado” en la última actualización
del videojuego Angry Birds. Sigamos. El Bar Mariano y Manolo, de Calamocha,
todos los años rifa una “cesta” de Navidad. Al estar situado en la carretera,
son muchos los camioneros que compran boletos. La “cesta” de este año supera
los 240.000 euros e incluye, entre otras
cosas, un “mini coupé”, una moto “Harley Davidson” y dos lingotes de oro. Desde
luego que Teruel existe. ¡Ya lo creo! Más cosas. Elena Ruscan y
Samuel
Gabaly, esperaban en el apeadero de Riglos la llegada del “canfranero”. Y como no
llegaba, llamaron a “Atención del viajero” de Renfe. Les dijeron que el tren
llevaba 40 minutos de retraso. Al cabo de hora y media volvieron a llamar a ese
servicio. Entonces les dijeron que el tren se había averiado y que ponían un
autobús para que fuese por las estaciones del trayecto recogiendo a los
viajeros. Por allí no aparecía ningún autobús. Vuelta a llamar a Renfe.
Respuesta der la compañía: “El autobús está completando ya su
recorrido y deben ser ustedes (por ellos) los que busquen un medio de
transporte alternativo para regresar a Huesca”. Eran ya las diez de la noche y
hacía un frío que pelaba. Tuvieron que ponerse en contacto con la Guardia Civil, que
mediaron y consiguieron que llegara un taxi desde Ayerbe. Terminaron la
“aventura” pasada la medianoche. Para llorar. Ya sólo me queda comentar la
asistencia del príncipe Felipe a unas maniobras internacionales de
desactivación de explosivos en Zaragoza. Se ha simulado la existencia de un
artefacto en la parte exterior de una base española en Afganistán y el ataque
de un terrorista suicida mientras las unidades se encontraban trabajando en la
desactivación de ese primer explosivo. O sea, la típica batallita entre buenos
y malos. Sería más práctico de Felipe de Borbón marchase una temporada a
Afganistán y comprobase “in situ” lo que allí acontece. También saldría más
barato para el bolsillo de los españoles. Y eso es todo. Me voy a tomar el
vermú, que ya es hora.
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