Hasta las fiestas pilaristas
tienen su riesgo. Resulta que una madre ha denunciado a un cabezudo por
sacudirle a su hijo un varazo desproporcionado en la zaragozana plaza del
Justicia el pasado lunes. Se trata de El Tuerto, uno de los 9 cabezudo o
“gigantillos” (por su enorme cabeza) que salen de paseo en las comparsas el día de san Valero, en la Cincomarzada y
durante las fiestas patronales. El Tuerto apareció por las calles látigo en
mano a finales del siglo XVIII y se trata de la representación esperpéntica de un personaje que existió realmente,
Melendo, un médico de Zaragoza
conocido tanto por su pericia profesional como por su mal genio. Aparece
vestido con un bicornio negro de estilo francés y una chaqueta y unas calzas de
terciopelo verde. En Zaragoza existe la tradición de sacar a los cabezudos a la
calle y también de fabricarlos en cartón-piedra. Entre los fabricantes, destacó
Felipe Recacha, propietario de la “Juguetería Recacha”, que fabricó y reparó
cabezudos hasta los años 70, cuando traspasó el negocio a José María Gago.
En fin, ya veremos en qué queda la
denuncia. Las grandes cabezas de cartón que conforman los cabezudos de Zaragoza
son portadas por gente sencilla, posiblemente en paro, contratada por el
Ayuntamiento para esos menesteres. Puede que a El Tuerto se le fuese la mano sin
pretender hacer daño. Esas cosas pasan, aunque Marta Cuadal, madre del niño
fustigado no termine de entenderlo. Es, por decirlo de alguna manera, como si
una madre indignada hubiese denunciado al rey Melchor por lanzar un caramelo desde
su carroza durante la cabalgata y le hubiese dado a su hijo en un ojo. Son
“daños colaterales” de menor cuantía, salvo que se trate de un “adoquín” de
Calatayud de medio kilo, de los que elaboran en Casa Micheto, que en tal caso
entraría de lleno en el delito de lapidación, o sea.
1 comentario:
Para que podamos conocer temas como el de Traspasalo
el cual nos ayudará sobre todo para que sigamos apostando y conociendo lo que más amamos.
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