Hay días en los que te levantas de la cama cantando Es gibt bier auf Hawaii y otros que te
acuestas con una angustia colosal. Ayer, madrugada del viernes, me acostaba con el atentado en Niza,
que deja un balance inicial de 84 muertos, entre ellos muchos niños, e incontables heridos de extrema gravedad. Y
hoy, madrugada del sábado, me iré a la cama después de conocer el golpe de Estado en Turquía. En este país, Rajoy busca el “sí” de Ciudadanos (que no “El sí de las niñas”, de Moratín)
ofreciendo a cambio de ese toma y daca la Presidencia del
Congreso a su “marca blanca”; y, de paso, la “abstención” del PSOE, que por ahora dice “no”. Y el PSOE parece ser que sólo concederá la “abstención” al PP si Ciudadanos da el “sí”
a Rajoy. Como en el juego de la oca, del 30 al laberinto (casilla 42) y del
laberinto al 30. Pero en el juego de la oca también existe el pozo (casilla
56). Cuando se cae en el pozo no se puede salir hasta que pase otro jugador por
esa casilla. Pero también se puede caer en la casilla 58 (la calavera).
Entonces hay que regresar a la casilla 1, etcétera, etcétera. No es fácil
entrar en el jardín de la oca, o sea, formar gobierno con dados marcados, o
cambiando las normas de juego a mitad de la partida. El famoso Disco de Phaistos data de 1908, cuando
fue descubierto en las ruinas del Palacio
de Creta, y su antigüedad se remonta a 1700 años a.C. Se trata de un disco
de arcilla con espirales inventado por los templarios y que representa un
mapa simbólico cifrado del Camino de Santiago. El primer tablero
apareció en España cuando Francisco de
Médicis se lo regaló a Felipe II.
En el juego de la oca hay un aspecto cabalístico basado en los números. De la
misma manera, las posibles coaliciones para formar gobierno en España tienen
otro aspecto cabalístico. El Congreso de los Diputados se compone de 350
miembros electos. Si se suma cabalísticamente el número de todos los obstáculos
del juego de la oca suma también 350. Vean: 6, el puente; 19, la posada; 26, los dados;
31, el pozo; 42, el laberinto; 52, la cárcel; 53, los dados; 58, la
muerte; y 63, la puerta del jardín. Y ahora pongo otro etcétera, porque
llevaría su tiempo desglosar y hacer entendible tal proceso cabalístico. Rajoy
no puede volver a decir “no” al Jefe del
Estado en su nuevo intento de formar gobierno. Y, en consecuencia, se
encuentra en el casillero 58, la calavera,
y debe regresar al punto de salida para intentar convencer desde la
casilla 1 al resto de los partidos de que necesita su ayuda para obtener una “victoria
pírrica”; o sea, un gobierno en minoría
presidido por él y que le dure al menos dos años. Después, el diluvio.
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