Comentaba
Alfonso Ussía en
La Razón
que cuando el
Air Force One despegó
de Torrejón, a la altura de Guadalajara,
Obama
le comentó a uno de sus ayudantes: “Me he dejado el coñazo de libro que me ha
regalado el de los pelos raros en el aeropuerto, qué cabeza”. Eso no es una
anécdota sino un derrame de mala baba. Este hombre, que dedicó toda una
contraportada disparatada a
Facu Díaz
en el periódico que dirige
Francisco
Marhuenda, cuando Facu Díaz,
colaborador de
La Tuerka, hizo una
broma en
Twitter,
(10/01/2015, a las 17:17 horas) donde decía:
“España debe dar un paso al frente y empezar a
encarcelar a periodistas de derechas”, le contestaba a Facu en aquel artículo de contraportada que
“solicita que se le mande a la cárcel de Santoña para poder ver el mar y el
espectáculo ornitológico de sus marismas” y que “en caso de
ser condenado a muerte por un Tribunal Popular (…) le ruego a ‘Facu’ que me trasladen a Madrid y
me den matarile en
Paracuellos del Jarama, allí donde cayó mi abuelo gracias a
quien es honrado en Madrid con la
Calle de Santiago Carrillo”. Alfonso Ussía va de español y
demócrata, pero una coalición política, Unidos Podemos, que cuenta con 71
escaños en el Congreso de los Diputados, le produce una especie de sarpullido
que le coge todo el cuerpo. En su artículo “
Injusticia”,
publicado en
La Razón el pasado 3
de julio, reza su particular credo y recibe la “confirmación”, al estilo de como
la entiende ese sacramento de iniciación la Santa Madre Iglesia, donde
quien lo toma queda enriquecido con una fortaleza especial del
Espíritu Santo. Pues bien, escribía
Ussía: “Soy español. Me siento muy feliz y orgulloso de serlo. Tengo la fortuna
de conocer España de norte a sur, de este a oeste, y sus islas, y sus dos
ciudades del norte de África, que ya eran españolas siglos antes de que se
creara el Reino de Marruecos. Soy español y a pesar de sus lagunas, creo que la Constitución que nos
dimos en 1978 es una norma legal generosa y justa. Me emociona mi Bandera. Creo
en el beneficio arbitral e institucional de La Corona, que sobrevuela los
enfrentamientos y las ambiciones partidistas. Y creo, fundamentalmente en su
unidad territorial, puesta al tablero del juego desleal en muchas ocasiones en
los últimos decenios”. Pues bien, yo también soy español y tengo el orgullo de
serlo, pero deseo que se modifique cuanto antes la Constitución y
preferiría la República
como forma de Estado. También he viajado por este país y he visto en los
suburbios de las grandes ciudades una miseria parecida a la que vieron
Alfonso XIII,
Gregorio Marañón, el periodista
García Mora, de
Heraldo de
Madrid, y el fotógrafo
Campúa
(hijo) en su visita a Las Hurdes en junio de 1922, y que “junto a Los Monegros
eran los míseros rincones de de aquella mísera España, según contaba
La Esfera.
Y se añadía: “Se pensó que los jurdanos eran una raza
singular descendiente, según las leyendas, de las antiguas guarniciones
romanas; unos espantajos que caminaban desnudos o en harapos, ocultándose en la
espesura de Las Batuecas, también se dijo que eran refugiados políticos o
religiosos, moriscos o judíos. Hay quien apunta que algunos habitantes de la
región de aspecto anglosajón, descienden de los soldados del ejército de
Wellington, que marcharon por tierras
salmantinas en su encuentro decisivo con
Napoleón
en la batalla de Arapiles”. Alfonso Ussía, al que se le supone querer a España
como se le suponía valor al soldado de reemplazo, debería tener cuidado con lo
que escribe. “El de los pelos raros”, como señala Ussía, le regaló a Obama un libro
sobre la
Brigada Lincoln, organización de voluntarios estadounidenses que integraron
unidades de las
Brigadas Internacionales en apoyo de la República durante la Guerra Civil. Pero
hasta en la dedicatoria en inglés ha buscado
Cayetana Álvarez de Toledo lo que ella entiende como faltas de ortografía. En esa
dedicatoria, tal y como muestra en su
Twitter
la actual
marquesa de Casa Fuerte,
Iglesias cometió
dos faltas de ortografía:
escribió
"Brigate" en lugar
de
"Brigade" y
"transmite" en vez de
"transmit". Hay quien saca
pelos a una calavera.
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