Dejó escrito Antonio
Fernández Molina en “Dentro de un embudo” que “cada pájaro
que caía al suelo se hacía invisible. Cada piedra que ascendía del suelo se
convertía en un pájaro. En el lugar de
las piedras aparecieron letras. Entonces unos hombres comenzaron a recogerlas y
se oía decir que las estaban ordenando para hacer con ellas un libro...”. No
sé; si mi amigo Antonio lo dijo, así
sería. Cuenta hoy el ABC la razón los
la que existen los botones en las mangas de las chaquetas, moda que se remonta
al periodo del reinado de la reina Victoria
I (1837-1901). Es algo ya fuera de lugar que permanece, como la muela del
juicio. “Las normas protocolarias de la época –dice ABC- dictaban que un hombre, por lo
general, no debía desprenderse de su chaqueta fuera de los muros de su casa,
especialmente si había damas presentes. No podía hacerlo ni siquiera si estaba
trabajando y la prenda le resultaba molesta. Quitarse
la chaqueta era una grave falta de educación. Por eso algún sastre ingenioso
tuvo la idea de incluir unas pequeñas aberturas en el extremo de las mangas.
Los botones servían para abrirlas y cerrarlas”. Nunca he entendido por qué
razón se quitan los hombres la chaqueta
en los banquetes. Si alguien tiene calor, que se aguante. Es a todas
luces una falta de respeto a los asistentes. ¿Y el ojal de la solapa? Tampoco
tiene hoy sentido. Es la reminiscencia del último botón de las antiguas
levitas, que tenían cuello de tira. Personalmente, en el ojal de la solapa
jamás me pondría una flor. Me parece un signo hortera propio de nuevo rico.
Para flores, los floreros. Como puede comprobarse en viejas fotografías, las
levitas eran cuerpos con faldones que se abrochaban de arriba hasta la cintura.
Al llevar desabrochados cada uno de los delanteros se doblaba sobre si, y ese
fue el precedente de las solapas. La levita proviene de las casacas militares,
a las que se les hicieron diversas transformaciones de uso civil:
estrechamiento por cintura y hombros, recorte de pliegues hacia la espalda y
subida de mangas. Y esa nueva prenda, la levita, sufrió diversas
transformaciones: levita de frac y levita de chaqué. El frac, de procedencia inglesa, es una mezcla
de casaca y chupa. La chupa derivaría en chaleco. Comenzó a usarse en
Inglaterra en 1780. El chaqué lo comenzaron a utilizar los ingleses para montar
a caballo. De ahí su abertura trasera. En la actualidad nunca debe utilizarse
por la noche y el pantalón se debe llevar siempre sujeto con tirantes. Por las
noches se tolera llevar frac y esmoquin, prenda que se remonta al siglo XIX y
que utilizaban los británicos para reunirse a fumar. El pantalón lleva una
cinta de seda lateral. Se acompaña de lazo o pajarita oscura y puño doble en la
camisa para los gemelos. El esmoquin no
admite condecoraciones ni se utiliza en ceremonias, sólo en saraos de última
hora de la tarde o por la noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario