Creo que fue Sabino
Alonso Fueyo, director del diario Arriba,
el que se quejó a Franco de las
presiones que recibía de los distintos sectores del Movimiento. Y Franco, en un
momento dado, le respondió cínicamente: “Usted haga como yo, no se meta en
política”. Alonso desempeñó su cargo en Arriba,
de la Prensa del
Movimiento, a partir de 1962, cuando sustituyó a Rodrigo Royo, hasta 1966,
año en el que tomó posesión del cargo de consejero de Información y Turismo en la Embajada de España en Lisboa. Murió en 1979.
Rodrigo Royo había cambiado el estilo gráfico de ese periódico y ello no gustó
a las altas esferas. Jaime Campmany,
por aquellos años periodista de ese medio,
dejó escrito en su libro Doy mi
palabra que “el horno no estaba para esos bollos ni para prensa americana”.
Y señala que recibió un consejo de Alonso inolvidable: “Elogia que algo queda,
y que llevó el periódico cuidando mucho de no meterse ni meterlo en
berenjenales”. Pero, ¿a qué viene lo que cuento? Pues sencillamente a unas palabras
de Albert Rivera, líder de
Ciudadanos, que se presentará ante Felipe
VI el próximo jueves en ronda de consultas, de cara a la posible formación
de Gobierno en la XII Legislatura.
Y el señor Rivera pretenderá “desde la humildad” que el rey ayude a desbloquear
la actual situación política, “sugiriendo” el rey a Pedro
Sánchez que el PSOE se abstenga en
la segunda votación de investidura, tal
y como Ciudadanos pretende hacer. De paso, le dirá al rey que “Rajoy no es la persona adecuada para
iniciar una etapa de reformas y contra la corrupción”. Albert Rivera, nuevo en
esta plaza, no parece ser consciente de que el rey sólo puede escuchar a las
distintas formaciones parlamentarias y en ningún caso ayudar al desbloqueo
aportando sugerencias. Felipe VI no puede llevar a cabo aquello que no está
contemplado en la
Constitución ni caer en la trampa del borboneo, que tan malos resultados dieron a su bisabuelo Alfonso XIII y a su abuelo Juan de Borbón. Ambos llevaban el borboneo en sus genes, como en la fábula
de la rana y el escorpión. Manipular las voluntades desde la Corona suele terminar mal.
Como señalaba Jorge Martínez Reverte
en su artículo “Borbonear”
(18.02.2013): “el fracasado rey Juan III,
y el rey Juan Carlos I, se vieron en
numerosas ocasiones acusados de llevarlo en sus genes, junto con la muy
concreta lacra hemofílica y el inidentificable rasgo que les definía como
portadores de legitimidades dinásticas”. (…) “Borboneó Alfonso XIII, y eso ayudó a que se produjeran la matanza
de Annual y la guerra civil. Borboneó
don Juan de Borbón, y eso ayudó muy probablemente a que la dictadura franquista
se perpetuara. Y borboneó, o estuvo
al borde de hacerlo, que eso ya lo veremos, Juan Carlos I, y eso llevó a España
a colocarse (si es que fue así) cerca del abismo en un par de ocasiones”.
¡Oído, cocina!
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