viernes, 10 de julio de 2020

Se pinchó el globo



A Nadia Calviño le ha sucedido algo parecido a lo que le ocurrió a Álvaro Figueroa y Torres, cuando pretendió tener segura su investidura para ser miembro de la Real Academia Española. Siendo todavía presidente del Consejo de Ministros, acudió casa por casa de todos académicos en un vano intento de conseguir de cada uno de ellos su compromiso de voto favorable. Todos ellos le prometieron su ayuda. La votación tuvo lugar una tarde mientras Figueroa se encontraba presente en un debate en el Congreso de los Diputados. Se le acercó a la bancada de la oposición un ujier que le comunicó que en la Real Academia no había conseguido ni un solo voto favorable a su ingreso. Hay que recordar que unos días antes había caído su Gobierno y que Figueroa, por tanto, ya no ocupaba el sillón azul. Fue entonces cuando Figueroa dijo aquello de ¡“joder, qué tropa…! Como digo, a Calviño le ha sucedido algo parecido cuando abrigaba la poderosa idea de poder presidir el Eurogrupo. La ministra de Asuntos  Económicos aseguraba a una emisora de radio que tenía “apalabrados” 10 votos, pero que a última hora algún representante europeo cambió de idea”. Lo cierto es que Calviño perdió la votación en favor del irlandés Paschal  Donohoe. Se cuenta que en cierta ocasión Dámaso Alonso le ofreció a Julio Camba un sillón en la RAE. Y el irónico Camba, sin mucho entusiasmo, le contestó: “Me ofrece usted un sillón y yo lo que necesito es un piso”. Por entonces, Camba ocupaba desde hacía tiempo la habitación 383 del madrileño Hotel Palace, donde se alojaba por cuenta de Juan March, y donde murió.

No hay comentarios: