La noticia de hoy, así la leo en Heraldo de Aragón, es que “Hacienda
suspende la regla de gasto y los ayuntamientos podrán usar su superávit”. Esa
suspensión de la regla de gasto, según cuenta El País, “permitirá a los Consistorios aumentar
sus compromisos e inversiones en los próximos meses. El decreto incluirá
medidas por valor de 3.000 millones para los ayuntamientos, que les permitirá
cumplir sus metas de déficit”. Azcón,
alcalde de Zaragoza, ya tiene claras sus
prioridades y en qué va a invertir ese remanente. No en poder beneficiar a los
barrios, que tanta ayuda necesitan; ni en mejorar las instalaciones de las
escuelas dependientes del municipio; ni en conceder ayudas a los más
desfavorecidos. Azcón piensa reformar en su integridad la plaza de santa
Engracia, siguiendo los pasos de una antecesora, Luisa Fernanda Rudí, que se limitó a poner unas farolas
decimonónicas en la Plaza de Aragón con el anagrama Central-Hispano (ya desaparecidas), a instalar una ridícula fuente
en forma de riñón en una calle céntrica y poco más. Sus correligionarios la defendían
a capa y espada. Decían que no se veía su labor porque era subterránea, es
decir, que estaba renovando viejas tuberías. Pero lo cierto es que jamás hubo
tantos reventones. Eso lo conocían bien los empleados de negocios del entorno
del Paseo de la Independencia, como la Librería
General, que sufrieron sus consecuencias. El alcalde Azcón supongo que no pasea
las aceras de la avenida de san Juan de la Peña, que parecen toboganes, ni se
decide de una maldita vez a hacer peatonal el Puente de Piedra, ni quita la pestilencia
que sale de las alcantarillas por culpa de la papelera Saica, ni toma una decisión seria sobre la triste explanada de la Estación
del Norte. Esas cosas que aquí cito son todas referidas a un solo barrio,
Arrabal. Pero hay otros barrios que necesitan mejoras urgentes desde hace
muchos años. ¿Por qué no ejecuta la segunda línea de tranvía? ¿Por qué no
obliga a la Policía Local a que se apee de sus coches, y controle las terrazas
en los barrios? Azcón prefiere remodelar en su integridad la plaza de Santa
Engracia. Es lo que mola. La zona centro es la que le da votos al PP de forma mayoritaria. Y el
alcalde, en absoluta reciprocidad, hace
suyo el dicho: “hoy por ti, mañana por mí”. Pues nada, Azcón, adelante con los
faroles y que le vaya bonito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario