Miguel
Ángel Belloso, en Vozpópuli,
señala algo que debería hacernos reflexionar. En su artículo “Sánchez y la España del clándal”
refiere que “el nivel máximo de deterioro de una nación se alcanza cuando los
hijos vuelven de la escuela y encuentran al padre en chándal en el sofá viendo
la televisión”. En la película de Fernando
León de Aranoa “Los lunes al sol” la
reconversión de la industria astillera viguesa
y los despidos que esas
deslocalizaciones produjeron fueron causa de que muchos parados mataran
el tiempo reunidos en corrillos ante el drama que se cernía sobre sus cabezas.
Hoy podría decirse algo parecido de los camareros que han perdido su puesto de
trabajo por la falta de llegada de turistas, de los autónomos que han tenido
que cerrar sus negocios y de los trabajadores que cobran el ERTE.
Belloso recuerda cuando hace muchos años, almorzando con un importante empresario,
éste le dijo que “el nivel máximo de deterioro de una nación se alcanza cuando
los hijos vuelven de la escuela y encuentran a su padre en chándal en el sofá
viendo la televisión”. Y se quedó con la copla. Entiende Belloso que “el
desempleo es como una carcoma que quiebra la autoestima de las personas, así
como el subsidio permanente e incondicional rompe los estímulos para levantarte
de la lona después de un combate que has perdido”. (…) “Una economía
desarrollada como la española debe articular los instrumentos precisos para
socorrer la pobreza y combatir la mala suerte. El problema es cuando estos
instrumentos se consolidan y se vuelven recurrentes, y esto es lo que seguramente
ocurrirá con el Ingreso Mínimo Vital,
ese artilugio para instalar a la gente en la trampa de la pobreza. El incentivo
para abonarse al chándal, en tal situación, es poderoso e inexorable”. Que no
nos cuenten milongas los componentes del Gobierno que preside Sánchez. Lo dice en un poema León Felipe: “Yo no
sé muchas cosas, es verdad. / Pero me han dormido con todos los cuentos… / Y sé
todos los cuentos”.
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