lunes, 28 de septiembre de 2020

Del polvo de cuarenta años de genuflexiones...

 

Aunque parezca cansino, hoy me veo obligado a volver a citar a Javier Pérez Royo, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Sevilla. En su artículo de hoy en Eldiario.es, Pérez Royo es rotundo cuando señala que “si el Rey se hubiera comportado como un monarca "parlamentario" y no hubiera aceptado la invitación a participar en el acto [ de la entrega de despachos a los nuevos jueces, en Barcelona] sin haberlo consultado previamente con el presidente del Gobierno, no se tendría que haber vetado su presencia”. (…) “El Rey no puede hacer pública [con su llamada a Lesmes] su disconformidad con una decisión del Gobierno de la nación. Tiene que limitarse a ajustar su conducta a lo que el Gobierno decida y punto. En una ‘monarquía parlamentaria’ no cabe otra alternativa”. (…) “Lo que se había organizado el 25 de septiembre en Barcelona no era un acto de entrega de despachos a una nueva promoción de  jueces, sino una ‘emboscada’ al Gobierno con ocasión de la celebración de dicho acto”. Había motivos sobrados por parte del Ejecutivo para evitar que el Rey fuese a la entrega de despachos, y así lo aclara Pérez Royo: “El acto se había programado para unos días antes del 1 de octubre, fecha en que tuvo lugar el referéndum de 2017, para unos días antes del 3 de octubre, fecha en que el rey Felipe VI se dirigió al país en mensaje televisado en prime time, anticipando en su discurso lo que acabaría convirtiéndose en la aplicación del artículo 155 de la Constitución, y para un día que podía coincidir con la fecha en que se hiciera pública la sentencia del Tribunal Supremo en el recurso de casación contra la condena de inhabilitación dictada por el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya contra el presidente de la Generalitat”. A Lesmes se le ‘sugirió’ –según sostiene Pérez Royo- desde el Gobierno que ese acto se hiciese en un ambiente más sosegado. Y éste se negó. Es fácil de entender que, en el supuesto de haber terminado el acto como el rosario de la aurora, tanto la ciudadanía harta de tanto cambalache como ciertos medios de comunicación afines a la derecha (que últimamente actúan como bomberos pirómanos) hubiesen culpado al Ejecutivo, tratándole de irresponsable por permitirlo y por no haber sopesado las circunstancias que actualmente se dan en Cataluña. Y eso es lo que trató el Gobierno de evitar a toda costa. Termina su artículo Pérez Royo: “Si los presidentes del Gobierno se hubieran ‘plantado’ ante el Rey durante los últimos cuarenta años, como lo ha hecho Pedro Sánchez, ni Urdangarín estaría en prisión, ni el Rey emérito estaría ‘huido’ en los Emiratos Árabes Unidos, ni las Corinas y Villarejos nos estarían avergonzando ante nosotros mismos y ante la opinión pública mundial”. De aquellos polvos de genuflexiones bufas y de mirar para otro lado como si no pasase nada, han venido unos lodos que ya nos cubren las rodillas. Y espera.

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