sábado, 19 de septiembre de 2020

Sardinas roñosas



 

Acabo de leer un suelto donde se cuenta algo gracioso: “En la época en que aun existía el mercadeo ambulante, hubo un vendedor que operaba en la comarca de las Cinco Villas. Su producto estrella eran las sardinas de cubo e indicaba su precio con un cartelico que ponía "guardias civiles a duro". Un día pasó por delante de su puesto la verdadera Guardia Civil, a la que le llamo la atención la falta de respeto que el cartel suponía para el Cuerpo, invitando al vendedor a retirarlo. La siguiente vez que el comerciante fue a esa zona, en el cartel se podía leer: ‘A dos duros la pareja”. Las sardinas en salazón, que siempre estuvieron a la vista del cliente en tabales de madera, las pude ver ayer en un puesto del zaragozano Mercado Central a 50 céntimos de euro la unidad; es decir, al equivalente al equivalente a 83’19 pesetas. Bien pensado, no me parecieron excesivamente caras si considero que un sello de Correos cuesta 65 céntimos de euro; o sea, el equivalente a 108’15 pesetas. Me consolé pensando que cartas apenas escribo y que sardinas en salazón no puedo degustar por contener exceso de sal y ser hipertenso. Ya en el siglo XVIII el benedictino Martín Sarmiento glosaba las cualidades de las sardinas en sazón gallegas procedentes de las Rías Bajas en su libro “Informe sobre los caminos de Galicia”, donde se explica que eran llevadas al Mediterráneo por los catalanes, y que dejaban parte de aquellas sardinas en salazón en Alicante y Bilbao para luego conducir la mercancía a Madrid en grandes carromatos llamados galeras. Parece ser que en el siglo XIX el comercio de la sardina estaba en manos de catalanes, que ya en 1839 empleaban el término “peseta” en las facturas de sus transacciones comerciales, pese a que no fue moneda oficial en España  hasta 1868. Existe (según cuenta José Moreira Pumar en Faro de Vigo, 15.12.2013) una factura del acarreo del año 1839 sobre el envío de 24 cascos conteniendo 198.000 sardinas entre Beluso (Pontevedra) y Barcelona a un precio entre 16 y 18 pesetas el millar. Cómo cambian los tiempos.

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