sábado, 12 de marzo de 2022

"Caldos" y "maridaje"

 


Leo en la prensa de Aragón que “la ruta de Somontano invita a maridar nuevos caldos”. ¿Y cómo los van maridar, por lo civil o por la iglesia? El dicho “gallina vieja, mejor caldo” hacía referencia a cuando se disponía de corral con gallinas y se procuraba matar, pelar y guisar la gallina de más edad, la que ya no ponía huevos. Si hablamos con propiedad al vino no se le puede llamar “caldo”, lo diga la RAE o su porquero. El caldo está relacionado con el caldero, sugiere calor, y el vino debe tomarse fresco. Tampoco el sumiller es un enólogo sino un camarero que entiende a la hora de aconsejar o servir vinos al comensal, no de producirlos; ni el término “reserva” es mejor que el término “crianza”. Depende. El hecho de que haya pasado más o menos tiempo en la bodega no significa nada en su calidad, que dependerá de otros muchos factores. Hoy cualquier sansirolé se cree experto en vinos y, sin  pedirle su opinión, te explica con qué viandas “marida” y cómo es su “retrogusto”, palabreja que yo siempre la entendí como”regusto”, que es ese sabor que queda en la boca tras haber tomado una comida, una bebida, o una medicina, no siempre placentero.  Los “maridajes”, o sea, eso de acompañar las carnes o los quesos con vino tinto y el pescado con vino blanco es algo que no comparto. Cosa diferente es que no se deba servir un vino con más cuerpo antes que uno más ligero, en evitación de que este último nos pueda resultar insípido. Pero cada “maridaje” depende de quién lo toma. Hay comensales que toman un asado acompañado de vino tinto, y otros, como es mi caso, prefieren acompañarlo con un cava brut nature (no confundir con brut seco) de precio asequible. Sólo pido que sea catalán, de la misma manera que el tinto lo prefiero de uva "tempranillo" de la “Rioja alavesa”  o “Priorato”  y el blanco de uva "verdejo" de Peñafiel. Sé que hay otros vinos muy buenos en otras regiones españolas, pero tengo mis preferencias aún reconociendo que no soy experto en “caldos”, como llaman a los vinos esos cursis pretenciosos que pueden pasarse toda una tarde explicándote  las bondades de la uva “garnacha”, según el criterio de un tal Robert Parker, que no tiene que ver nada con las plumas estilográficas de la flecha y al que no tengo el gusto de conocer. Sus preferencias, como digo, por un oído me entran y por el otro me salen. El mejor vino, a mi entender, es el que más se disfruta en la mesa, con independencia de su precio en bodega.

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