domingo, 13 de marzo de 2022

El tiovivo de los destronados

 


Ahora, cuando Juan Carlos de Borbón desea regresar a España, y cuando nadie conoce la residencia que tendrá tras su posible regreso una vez descartado el Palacio de la Zarzuela, me viene a la cabeza un trazo histórico contado por Natalio Rivas (“Retazos de Historia”. Editora Nacional. Madrid, 1952) referido a la destronada reina Isabel II, cuando quiso regresar a España durante la Restauración y comprarle a José Salamanca la madrileña quinta de Vista Alegre que éste poseía en Carabanchel. Existe una carta autógrafa de la que fuera reina cesante fechada en París el 12 de mayo de 1876, dirigida a ese oligarca que tan pronto se enriquecía como se arruinaba. La Monarquía había sido restaurada en España en la persona de Alfonso XII tras el pronunciamiento en Sagunto de Martínez Campos el 29 de diciembre de 1874. Aquella proclamación fue secundada por el general Jovellanos, jefe del Ejército del Centro, y por el capitán general de Madrid, Fernando Primo de Rivera. Sagasta entrego aquella misma noche el poder Antonio Cánovas, para que formara un gobierno que habría de llamarse Ministerio-Regencia. Al día siguiente, Alfonso XII llegaba a París procedente de la Academia Militar Sandhurst. Cinco días más tarde partía a Marsella y abordaba la fragata “Navas de Tolosa” rumbo a Barcelona. De ahí marchó a Valencia en la fragata “Numancia”.  El día 14 de enero de 1875 entraba en Madrid a lomos de un caballo blanco, como en los cuentos de Saturnino Calleja. Como digo, en 1876, la exreina Isabel II quiso regresar de su exilio e instalarse en la quinta de Vista Alegre, en el número 179  de la calle General Ricardos. En la finca de la quinta de Vista Alegre hubo unos baños hasta que, en 1832, María Cristina de Borbón la adquirió y ordenó la tansformación de los edificios existentes. Al exiliarse, María Cristina cedió la finca a sus hijas:  Isabel  y Luisa Fernanda. Ésta última se la vendió en 1859 al marqués de Salamanca en dos millones y medio de reales, y sus herederos se la vendieron al Estado para que fuese dedicada a la beneficencia. Dice la carta:

París, 12 de marzo de 1876. 

Salamanca: he recibido tu carta del 27 del pasado de manos de tu sobrino y apoderado, don Mariano Cárcer, el cual viene encargado ante mí de la enagenación (sic) de tu posesión de Vista Alegre, si tal me conviniera por sus condiciones y precio, asó como por el lugar de mi residencia, si este fuese el de Madrid. Este asunto está enteramente entregado por mí al jefe de mi Casa, el buen conde Puñonrostro, sin que en él haya tapujos ni intereses extraños como se ha supuesto gratuitamente aun  por el mismo Gobierno. No hay más que un simple regalo que quiero hacer a una persona amiga y que prefiero hagas, ya que el Gobierno no me envía la credencial que tengo pedida para él, ya que a mi lado no puede estar según  opinión del mismo Gobierno. Tu sobrino puede informarte de esto perfectamente. Desearé que el negocio llegue a feliz término y para ello he creído que sólo el conde de Puñonrostro es quien debe interesarse en la cuestión. Sabes te quiere siempre mucho tu afectísima amiga, Isabel de Borbón.

Existe en la carta, parte superior izquierda, un membrete con una flor de lis coronada. Parece ser que la “persona amiga” a la que exreina hacía referencia era Carlos Manfiori Callejas marqués de Loja y sobrino de Narváez, y la credencial aludida era del Consejo de Estado. Manfiori fue nombrado ministro de Ultramar y ministro interino de Marina en junio de 1877. Hubo quien lo señaló como amante de Isabel II y fue uno de los protagonistas de las láminas satíricas “Los Borbones en pelota”, firmadas por Sem, (posible seudónimo de los hermanos Bécquer) y que hoy custodia la Biblioteca Nacional.

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