domingo, 6 de marzo de 2022

El triste émulo de don Natalio Rivas

 


Hace ya tiempo, en “Contraposición” (19/09/2014), Antonio Campos Romay, en su artículo “Cristinita, guarda el coño” decía lo mismo que dice hoy Alfonso Ussía en El Debate: “Cristinita,…guarda el  coño,  y ya sabes, de Cánovas a Sagasta y de Sagasta a Cánovas”. Un sabio consejo que María Cristina de Habsburgo tomó al pie de la letra de su esposo agonizante en aquel “Pacto de El Pardo” de  noviembre de 1885 entre los máximos líderes políticos  de los dos partidos, Liberal y Conservador, en presencia de Arsenio Martínez Campos, quien tiempo atrás (29 de diciembre de 1874), había proclamado a Alfonso de Borbón rey de España en la ciudad de Sagunto. A Ussía se le está secando el pozo de las ideas y, miren ustedes por dónde, se está convirtiendo ahora en un émulo de don Natalio Rivas Santiago, autor del “Anecdotario histórico contemporáneo”, miembro del Partido Liberal y de la Academia de la Historia, ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes durante seis meses en el gobierno de Allendesalazar y, por cierto, amigo de mi abuelo materno. Se cuenta que en Madrid (Velázquez, 19, bajo izquierda) durante los años 20, montó una tertulia, “la Tertulia de jamón de Trevélez”, por la que desfiló todo político, literato, periodista, banquero que fuese alguien en el Madrid del primer tercio del siglo XX, incluido el general Franco, siempre, por supuesto, con un plato de exquisito jamón sobre la mesa del pueblo más alto de la Península. Allí se conocieron Indalecio Prieto y el general golpista. En la película muda “La Malcasada”, dirigida por Francisco Gómez Hidalgo, filmada en 1926, existen escenas grabadas en el propio domicilio de don Natalio. En el fotograma que plasmo aparecen sentados Franco y Millán-Astray en los extremos, al fondo Natalio Rivas. También aparecen su mujer Flora Ruiz, una nieta, y los actores María Banquer y José Nieto. Pues bien, el triste émulo de don Natalio Rivas, saca hoy a colación en El Debate rancias anécdotas relacionadas con la monarquía. Es una fijación la que tiene este hombre con los Borbones que raya en lo patológico., sólo comparable con la fijación que tiene con Irene Montero, ministra de Igualdad, a la que le dedicó unos ripios: “No me llames gilipollas,/ llámame Irene Montero,/ que quiere decir lo mismo/ y suena menos grosero”. Se cree gracioso, pero Ussía es a todas luces un machista maleducado de la ultraderecha más demodé que no merece que le dedique ni un minuto más de mi tiempo.

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