miércoles, 30 de marzo de 2022

Estómagos agradecidos

 


Achacar como pretende contar el Gobierno que la escalada de la inflación (la más alta desde 1995) es consecuencia directa de la guerra de Ucrania no se lo cree ni el tonto del paseo. El alza de los precios de consumo suma ya 13 meses, y espera… Es decir, que antes de la invasión rusa de Ucrania la inflación ya apuntaba maneras. La guerra, también es verdad, ha aumentado esa tendencia al alza de los precios. Se llevan la palma los carburantes, la electricidad,  los alimentos y las bebidas no alcohólicas. Estamos al borde del abismo y el único interés que manifiesta el Gobierno que preside Sánchez es una subida hasta un 2% del PIB en los gastos militares por exigencias de la OTAN. Pedro Sánchez dice que ese es un  “mal dato”, y los sindicatos mayoritarios, sabedores de que el Gobierno ha aprobado una subida del 18,33% en las subvenciones que ellos reciben (pasan de 13.883.890 euros a 17 millones) en función de su  representatividad, permanecen silentes ante una inflación que ya llega al 9,8% tras aquel “acuerdo de rentas” para lograr -según cacareaban- “estabilidad y confianza”; o sea, evitar convenios colectivos que equiparasen subidas salariales sin pérdida de poder adquisitivo en evitación de una espiral inflacionista. Se olían la tostada. La escalada imparable ya se ha producido. Y ahora, qué. ¿Cuál será su eslogan sindical el próximo Primero de Mayo? UGT y CC.OO ya no tienen capacidad bastante para engañar a alguien que tenga un mínimo de cordura. No se puede ir hoy aireando banderolas tricolores o rojas con espíritu de proletario y mañana ir de mariscada. Quienes tenemos memoria, todavía recordamos la comida navideña que celebró UGT en Andalucía el 21 de diciembre de 2009 en un exclusivo restaurante sevillano, Puerto Delicia, por un importe de 2.047,90 euros, y que el sindicato endosó a una subvención de la Junta de Andalucía. El cargo de aquella cuenta concreta fue a una ayuda anual que le concedió la Consejería de Empleo para sufragar costes de los representantes del sindicato en procesos de negociación colectiva. Y para justificar aquel injustificable gasto, UGT hizo constar en el documento plasmado por el restaurante el siguiente concepto: “Comida acciones difusión VII acuerdo de Concentración Social”. Siendo presidente de la Junta de Andalucía José Antonio Griñán, “aquel pacto (según dejó constancia en ABC Antonio R. Vega) garantizaba al Gobierno andaluz la paz social durante sus cuatro años de vigencia y a los agentes empresariales y laborales, un auténtico maná de fondos públicos para financiarse y desarrollar cursos de formación, tareas sociales y talleres de empleo en tiempos de crisis”. Veinte comensales, veinte, para seis pargos (también llamados rubieles, mazotes, bocinegros o urtas) al horno, a 21 euros cada uno; otros tantos platos de arroz caldoso con boletus y trufa, a 20 euros cada uno; dos merluzas que costaron 40 euros; tres cochinillos ibéricos, 54 euros en total, una lubina, 22 euros. Sólo en bebidas, vinos de reserva, copas de manzanilla y cervezas gastaron 360 euros. ¿Y la factura de la cena con barra libre de la Feria de Abril de Sevilla de 2010?  Mira, mejor vamos a dejarlo. Queda claro que la paz social se logra, la mayoría de las veces, con estómagos agradecidos actuando de corifeos al servicio del Gobierno de turno. Y a los trabajadores, que le vayan dando…

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