No digo nada nuevo cuando afirmo que el “Premio Nacional de Tauromaquia” se agregó en 2011 a los que entonces se concedían en otras disciplinas artísticas como el Teatro, la Música o las Bellas Artes. Dotado con 30.000 euros, el galardón reconocía la Tauromaquia como una "disciplina artística". Ahora el ministro Urtasun pretende suprimirlo. Y tiene sus razones, que comparto, basadas en el sacrificio cruento de astados por mor de una afición que cada vez es menor, si nos atenemos a las estadísticas. De cualquier manera, los premios concedidos con dinero público deben valorarse en su justa medida. Si existe una ley en defensa de los animales, no entiendo por qué razón la Tauromaquia debe considerarse una excepción a la regla. En este sentido, el presidente de Aragón, Jorge Azcón, ha sido el primero en reaccionar a la posible suspensión del premio que concede el Estado.Como buen discípulo de Núñez Feijóo, su obligación es oponerse a todo lo que proponga el actual Gobierno, y ya tiene en mente ese político (que pasa más tiempo mirando las nubes en Madrid que trabajando en Zaragoza) crear un premio taurino aragonés, el ‘Premio Nicanor Villalta’, a la mejor faena taurina del año en las tres provincias aragonesas donde se hace lo que hace lo que manda Vox. A esa idea se ha unido el pueblo zamorano Villafáfila (la villa de don Favila, o don Fáfila, segundo rey asturiano e hijo de don Pelayo, muerto por un oso) que el próximo sábado, día 11, celebrará el ‘VII Toro de Cajón’ de las fiestas de san Isidro, festejo que se completará con la suelta de una vaca y de una becerra. "Carcelero" es el nombre del astado de 520 kilos de peso elegido para el "Toro de cajón", que procede de la ganadería que Rodolfo Gallego tiene en San Román de Hornija (Valladolid). Al margen de ese festejo taurino, habrá un encierro con carretones, sobre los que los ‘animalista’ no tienen nada que objetar. Es conocida la afición a los toros en Villafáfila. Tanto es así que en un recorte de Heraldo de Zamora del 20 de agosto de 1900 pudo leerse la siguiente nota:
“El alcalde de Villafáfila comunica que, a consecuencia de haberse encerrado el día antes el ganado que se había de lidiar el día de san Roque, se promovió una alteración del orden público. Los alborotadores, con picas y rejones, se dirigieron hacia los corrales donde estaba el ganado con el fin de darle suelta, cosa que consiguieron a pesar de oponerse los concejales y otros vecinos. Varios mozos, confundiendo el ganado con los ediles, picaron con un rejón al concejal Manuel Alonso y a otras varias personas”.
Por hacer una aclaración: Manuel Alonso Martín tenía entonces 36 años. Era padre de Cónsola (sic) y abuelo de Manolo (de la “Granja Alonso”) más conocido como Bomba. También se hizo eco de aquel barullo “La campana gorda” (Toledo, 30/08/1900) con unos ripios alusivos, y otros de un tal El Bachiller Ángelus al día siguiente de la bulla en el mismo diario. Existen muchas canciones y coplillas relacionadas con la Tauromaquia en Villafáfila, recogidas por Elías Rodríguez, hijo del cronista local Doroteo Rodríguez Fidalgo, que fuese dueño del famoso “Bar Ciclón” de esa bella localidad de las lagunas:“Los toros en Villafáfila”, “Nos quieren quitar los toros”, “Villafáfila querida”…, la lista es extensa. Pero me gustaría señalar por terminar que en 1950 los vecinos de Villafáfila se concentraron a la puerta de casa del entonces alcalde, Valentín Rodríguez, pidiendo toros, pero el alcalde se limitó a lanzar desde la ventana un contundente trozo de adobe contra los vecinos allí concentrados. Y se acabó la machacona murga del modo más expeditivo.
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