sábado, 18 de mayo de 2024

Sobre lo murciano

 

 


Un reciente sondeo del portal Electomanía afirma que Extremadura, la Región de Murcia y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla son las “menos populares” entre los españoles; y el caso contrario es para Asturias, Galicia, el País Vasco y Navarra. Aragón va en el quinto puesto de esa escala. También se señala que Murcia y Madrid (ambas gobernadas por la derecha y la ultra derecha) son las peores comunidades en Educación, en lo referente a gasto por alumno en todas sus variantes (en beneficio de la enseñanza concertada), ratios de alumno por profesor y clase, tasa de idoneidad y abandono temprano. En lo que respecta a Sanidad, Andalucía, Murcia, Valencia y Canarias se llevan la peor parte. Todas ellas gobernadas por el PP salvo Canarias, presidido por Fernando Clavijo, un nacionalista aunque no independentista. En la Huerta de Murcia se habla el dialecto en desuso panocho y hay un dicho, para mí desacertado, donde se señala que “el primer murciano nació de una puta y un gitano”. Si a ello añadimos que “murciar” es una voz de germanías que significa hurtar y “murciano” es aquel que “murcia”, la ensalada está aliñada. Pero en Murcia  hay constancia de que se “murciaron” las joyas de la Virgen de la Fuensanta (un pectoral de esmeraldas y un collar de brillantes) en 1977 y también el instrumento de percusión a Manolo el del Bombo. No cabe duda de que “murcianos” es una deformación de “murcios” sin  rencor histórico, de la misma forma que “hacerse el sueco” no tiene nada que ver con los suecos, sino con los zuecos (coturnos) que usaban los actores del teatro griego; o las expresiones “moro” o “judío”  que significan muchas cosas, pero ninguna buena.

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