lunes, 20 de mayo de 2024

Causa finita

 

 

Afirma la prensa de la ultraderecha que los ataque dialécticos de Javier Milei, presidente de la República  Argentina, a la mujer de Sánchez debería ser algo a dirimir entre particulares. Estaré de acuerdo, si ustedes quieren, en que  Begoña Gómez es una mujer particular, sin cargo político alguno. También, que la visita de Milei a España no era una visita de Estado sino que se trataba de una invitación de Vox en apoyo de ese partido en lo referente a las próximas elecciones al Parlamento Europeo. Parece normal, por tanto, que el presidente argentino hiciese las críticas que le vinieran en gana contra Sánchez dentro de ese juego político de descalificaciones a alguien que está en las antípodas de su forma de pensar. Pero las descalificaciones personales nunca son un atenuante aunque la visita no sea de Estado. En ese sentido, el portavoz del PP, Miguel Tellado, llamó al ministro Albares “gigante de la petulancia”, por salir el domingo por la tarde a hacer una declaración pública por un asunto que atañe, como digo, a un particular; y que de ninguna de las maneras puede ser causa de la interrupción de nuestras relaciones diplomáticas con el país hermano con el que la CEOE mantiene compromisos empresariales de alto valor añadido: maquinaria industrial, medicamentos, editoriales, componentes de automoción, etcétera. El Estado no es Begoña Gómez (como afirmó Luis XIV de Francia) sino los casi 49 millones de habitantes que lo conformamos y que deseamos paz, prosperidad y eficacia (sobre todo eficacia) por parte del Gobierno encargado de maniobrar nuestros destinos. Por consiguiente, ni se puede ni se debe armar un conflicto diplomático por un agravio propio de verduleras del Mercado de la Cebada arrojándose alcachofas a la cara, como sucedió en Madrid en 1892. Ni España es corrupta (si bien debo reconocer que las estadísticas señalan que entre 2017 y 2022 se vieron implicadas más de 1.700 personas, de las que más del 65% fueron condenadas por sentencia firme y menos de 100 entrasen en prisión y se considera la gran cantidad de indultos concedidos desde 1982)  ni es necesario quemar azufre en las instituciones públicas para desinfectarlas. Todo ciudadano es inocente mientras no se demuestre lo contrario y es a los Tribunales de Justicia a los que corresponde determinar el onus probandi con la acreditación de los hechos que rompan la presunción de inocencia. Que a mí me conste, Begoña Gómez no tiene, al menos de momento, ningún procesamiento abierto. Si Sánchez entiende que su mujer ha sido agraviada, está en su derecho de denunciar al autor de esos agravios, como haría cualquier ciudadano con dignidad en un Estado de derecho. Causa finita.

 

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