jueves, 2 de mayo de 2024

En vía muerta

 


A mi entender, León es una de las ciudades más bonitas de España, como pude comprobar los casi tres meses que estuve viviendo por motivos de trabajo en la tristemente desaparecida Azucarera de Santa Elvira, instalada entre los años 1931 y 1933 con maquinaria procedente de la desmantelada Azucarera de La Rasa (Soria) cerca del río Bernesga y de la estación de ferrocarril de La Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España y construida en 1863. Aquella azucarera supuso el despegue industrial de esa zona merced a 33 hectáreas de terreno cedidas por el Ayuntamiento en el barrio del Crucero. En 1945 se instaló, también, una destilería de alcohol con maquinaria procedente de la Azucarera de El Genil (Granada) que fue productiva hasta 1980. En 1967 el Grupo Ebro adquirió el 95% de las acciones de La Sociedad Industrial Castellana. La Azucarera de Santa Elvira fue clausurada en 1992 en beneficio de la factoría de La Bañeza. Un año antes, en 1991 el Grupo Ebro se había fusionado con La Compañía de Industrias Agrícolas, con el objetivo de hacer más rentable la producción de azúcares, pasando a denominarse Ebro Agrícolas. Su consecuencia fue la desaparición, además, de la factoría de Veguellina de Órbigo. En la desaparición y derribo de la Azucarera de Santa Elvira no se tuvo en cuenta su catalogación como patrimonio de arquitectura industrial urbana, como modelo decimonónico de estilo racionalista-constructivista. No sucedió lo mismo, por fortuna, con la Azucarera de Vitoria, declarada desde 1991 Bien Clasificado por el Gobierno vasco; la fábrica “El Sucre” en Vic, conservada y rehabilitada por el Gobierno catalán; o la azucarera de Pravia, protegida por el Principado de Asturias, entre otras. Pero en León se prefirió deshacerse de un “estorbo” para futuras especulaciones urbanísticas, como así fue. En fin, los viajes sentimentales no conducen a nada. Si les digo la verdad, hoy tenía intención de hacer referencia al Barrio Húmedo y a su actual deterioro, según acabo de leer en Diario de León, que Joaquín Sánchez Torné maneja con admirable maestría y estilo, pero la traición de la nostalgia me ha conducido a una vía muerta. “El Húmedo”, como allí se le denomina, se deteriora por el aumento de venta ambulante descontrolada, el consumo de droga y botellones los fines de semana, la proliferación de pisos turísticos con la consecuente fuga de residentes, las inmundicias de todo tipo y la consiguiente falta de limpieza por parte de los servicios municipales. En la actualidad, la calle Gutierre y sus aledaños es solo un espejismo de lo que otrora fue, cuando era un placer poder caminar por sus callejuelas tan cercanas a la Catedral y visitar las diversas tabernas, templos de la cultura, donde echar al coleto algo de cecina de la buena acompañada de unos culines de sidra, a poder ser en grata compañía. Pero como la cosa da para mucho, mejor lo dejo para ocasión.

 

No hay comentarios: