viernes, 17 de mayo de 2024

Hipócrates estaba en lo cierto

 


El pasado martes escribía “Judiadas”, donde hacía referencia a la costumbre de algunos pueblos de Aragón de cocinar en la plaza principal un rancho a base de judías para después repartirlas entre pobres de solemnidad y el público asistente. Citaba dos lugares, Terrer, en la provincia de Zaragoza y Alcorisa, en la de Teruel, donde se llevaba a cabo dentro de las parte profana de esas fiestas (san Pascual, en Terrer y de Primavera, en Alcorisa) esa apetitosa elaboración de legumbres. En el anterior trabajo preferí omitir las flatulencias derivadas de esa ingesta. Me vino a la cabeza un librito interesante que conservo en edición facsímil y participado por varios autores, entre ellos Francisco de Quevedo y Manuel Martín. Al final hay unos “Cuentos y sucedidos” de autoría para mí desconocida. De Quevedo puede leerse “Gracias y desgracias del ojo del culo”, y de Martí, "Defensa del pedo”. (Sevilla, Administración de la Biblioteca Humorística. 25, Imperial, 23. 1901). Los relatos resultan divertidos. En la última parte de “Cuentos y sucedidos” se relatan diversas anécdotas cortas. Selecciono una de ellas:

Al tomar un sorbo de chocolate casi hirviendo, que le acababan de servir a un labriego en un café en donde se hallaba, se achicharró la boca, y con el apuro se le escapó un sonoro cuesco; y oyendo a los circunstantes que mostraban su enojo en vista de tan sucia acción, dijo volviéndose a ellos: ”Señores, no hay que extrañarlo, pues ese preso va huyendo de la chamusquina, y otros han quedado dentro por no haber encontrado la salida”.

No cabe duda de que fue una manera jocosa de salir del trance aquel gañán. Lo que ya no sé es cómo sonó aquel pedo, dentro de los seis catalogados por Martí: brutal, disminuido, almibarado, albardado, musical o tímido. El brutal, es como un escopetazo; el disminuido semeja el sonido de un clarín; el albardado tiene indeseados escapes de pastosos churretes; el musical sale en varias veces y con distintas sonoridades; y el tímido es el que carece de ton y son, como un suspiro de monja. Pues bien, el próximo domingo, como decía, será en Terrer donde, con permiso del alcalde Tomás Escolano, se habilitarán 17 fuegos con 17 calderas de judías blancas siguiendo la vieja tradición. Las detonaciones posteriores consecuentes de flatulencias a discreción puede que sean de libro. El metano puede llegar a producir desgracias. Un conocido de la taberna "El Trece", Hermágoras Olivito, del comercio y de Villacarriedo de nación, era capaz de hacer sonar las siete notas del solfeo con sonido de zanfona subiendo escaleras cada vez que comía cocido montañés, que se elabora con judías; y que se diferencia del cocido lebaniego en que este último se hace con garbanzos.Ya les iré contando si sé algo. Como dijo Hipócrates, “Spirácula culi factida et iterata juvant ventre”.

 

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