domingo, 12 de mayo de 2024

Eurorrisión

 


Ayer por la noche estuve viendo el Festival de Eurovisión. A mi entender, ninguna de las canciones presentadas mereció un accésit. España hizo bueno a Chikilicuatre y su “Baila el Chiki-Chikii” y alcanzó la mitad de votos de los que éste obtuvo en 2008. La canción “Zorra” con Nebulossa (vencedora en Benidorm Fest) solo alcanzó 30 puntos y el puesto 22 de 25. Vamos, como Cagancho en Almagro. Suiza arrasó con su canción “The Code” interpretada por Nemo Mettler, el artista no binario que dice no ser hombre ni mujer, y que terminó rompiendo el micrófono de cristal que le habían entregado como trofeo. Quedó claro que Nemo es, además de cantante, un estólido personaje a mitad de camino entre la chicha y la limoná. O sea, algo descatalogado. También hubo protestas durante la actuación de Israel, que fueron acalladas por los medios retransmisores. Inexplicablemente, España concedió los doce votos a Israel pese a que dentro de pocos días reconocerá a Palestina como Estado soberano. Por haber, hubo hasta un aparente desnudo en la participación de Finlandia. No fue así. La realidad es que iba con una apretada prenda de color carne que daba el pego. Lo único que se salvó en esa noche morada de Malmoe (los cursis dicen Malmö) fueron los decorados y la danza de focos del escenario. El próximo año espero no ver ese guisote musical de Eurorrisión. Antes prefiero hacerme socio con turno de velas de la Adoración Nocturna hasta la llegada del alba. Lejos queda ya  Massiel con su “La,la,la”, que hizo que a España se la reconociese en Europa más con aquella canción que con los viajes de Ullastres y de Castiella juntos en busca de migajas.

 

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