sábado, 11 de mayo de 2024

De paseo por la esquina atlántica

 


Encuentro correcto que los actos poco cívicos de las ciudades sean sancionados por la Policía Municipal. Por ejemplo, orinar en las esquinas de las plazoletas, cometer infracciones de tráfico, colocar en las terrazas más veladores de los permitidos, hacer obras caseras sin el debido permiso, o dejar fuera de los contenedores habilitados la basura doméstica. Nada que objetar a esas medidas disuasorias que son parecidas al resto de España. Pero afirmar, como afirma El Progreso de Lugo que “las multas por conductas incívicas y de riesgo alivian la frágil economía del Concello de Lugo” está fuera de lugar. Ya se sabe que ese dinero recaudado va directo a las arcas municipales. Pero afirmar lo evidente da motivos para pensar mal. Cualquier lucense suspicaz está en su derecho de entender que ello contribuye de forma directa a que aumente la presión recaudatoria  para salvar en parte los “momentos delicados” por el que pasa el municipio. De ser así, parecería normal el aumento de las tasas municipales para paliar el problema. Lo que sucede es que tal medida resultaría negativa, políticamente hablando, para la alcaldesa Paula Alvarellos, del PSOE, tras la renuncia de Lara Méndez para poder concurrir a las elecciones autonómicas. Lara Méndez perdió la Alcaldía pero ganó el área de Vías y Obras de la Diputación de Lugo que preside José Tomé. A los lucenses lo que realmente les molesta es el poco estilo que tienen algunos agentes municipales para poner multas. Registran fotográficamente la infracción sin bajarse del vehículo policial, sin notificarla al conductor y sin comprobar las circunstancias, como puede ser parar un instante a dejar o recoger a un anciano con reducida movilidad. Se dice que el gallego no protesta, que el gallego emigra. Les delata su socarronería y su retranca. Se cuenta que, a la pregunta de uno periodista a Pío Cabanillas Gallas sobre quién creía que ganaría las elecciones, éste le respondió: “Pues no sé quiénes las ganaremos”. Los gallegos en una escalera nunca se sabe si suben o bajan. En esa esquina atlántica llena de misterio y de ‘meigas’ siempre responden con una pregunta o un ‘depende’. En fin, aquí lo dejo. Que tengan un buen fin de semana.

 

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