martes, 30 de julio de 2024

Ataúdes, bombas de palenque y todo eso

 

 

Ayer, día muy caluroso en casi toda España. En muchos lugares se celebró la festividad de santa Marta, hermana de Lázaro y patrona de la hostelería y de los desahuciados, además de dar nombre a una ciudad colombiana en la Región Caribe conquistada en 1501 por Rodrigo de Bastidas y Juan de la Cosa, y donde Simón Bolívar falleció en 1830. A partir de entonces hubo una gran desventura. En 1834, un terremoto de grandes proporciones con infinidad de muertos; en 1849, una epidemia de cólera; y en 1850 se produjeron grandes inundaciones del río Manzanares. Por si ello fuese poco, en 1913 se declaró una pandemia de peste, y en 1928 una huelga de los obreros de las bananeras, del ferrocarril y del puerto terminó en una masacre en la plaza de Ciénaga a manos del Ejército al servicio de la United Fruit Company, como quedó reflejado en toda su crudeza en la novela “Cien años de soledad”, de Gabriel García Márquez. Muchos españoles conocen Santa Marta por una pegadiza canción de los años 50 del siglo pasado, “Santa Marta tiene tren pero no tiene tranvía”, del compositor Manuel Medina Moscote, nacido en Zapayán a finales del siglo XIX. Pero el tren terminó desapareciendo de Santa Marta y de toda Colombia por las malas decisiones de gobernantes mediocres. Ayer, como decía, también se celebró como todos los años la Romería de Santa Marta de Ribarteme, en el municipio de Las Nieves (Pontevedra). Muchos gallegos aseguran que la tradición se remonta al siglo XII, aunque la primera referencia escrita data de 1700. Algunas personas, conocidas como “los ofrecidos”, peregrinan amortajadas dentro de sus féretros, como promesa a santa Marta por haberles librado de una desgracia a ellos o a alguien de sus familias. Esos ataúdes son portados a hombros por los familiares de “los ofrecidos”, formando la procesión de los “cadaleitos”. Romería que está declarada de Interés Turístico en Galicia. Familiares de “los ofrecidos” se encargan del avituallamiento, principalmente líquido, durante el recorrido desde la iglesia de Santa Marta hasta el cementerio y vuelta al punto de partida. El sonido de las campanas, acompasadas con las bombas de palenque y un cántico repetitivo, "Virgen de Santa Marta, estrella del norte, te traemos a los que vieron la muerte", dan mayor solemnidad al séquito macabro. Los artilugios pirotécnicos, me refiero a las bombas de palenque, se consolidaron hace mucho tiempo, asociados a la creencia de que los estruendos espantaban las nubes, los perros, las meigas, el mal tiempo y las malas energías que siempre brotaban del ojo vaciado del afilador y paragüero orensano Cleto Faramiñás, que siempre aparecía por Las Nieves durante la romería, con su carrillo de madera, su chiflo de boj y la ‘tarazana’ necesaria, acostumbrada a afilar tijeras de amas de casa y navajas albaceteñas de barateros de cantina de estación. Cuando sonaba la música del afilador por las calles de Las Nieves se creía que la muerte acechaba. Los afiladores tenían, también Cleto Faramiñás, un argot propio, el “barallete”. Incluso algunos habitantes al escuchar el chiflo de Cleto se ponían un pañuelo sobre la cabeza. La superstición como presagio, la superstición como creencia extraña ha hecho que el gallego sea un tipo contradictorio. La Romería de Santa Marta de Ribarteme es fiel espejo de ese modo peculiar se ser y de entender la vida.

 

lunes, 29 de julio de 2024

Mitos para insuflar valor

 


 

Santiago de Zebedeo es patrón de España desde los tiempos de Felipe IV por decreto del papa Urbano VIII, según explicaba Sánchez Albornoz en su obra  “En los albores del culto jacobeo”. Tiene nombres equivalentes: Jacobo, Jacob, Yago, Iago, Jaime, James, Tiago y Diego. Todos esos sombres son variantes del nombre hebreo Ya’akov, que significa “sostenido por el talón”. Una leyenda cuenta que Santiago de Zebedeo se apareció en caballo blanco durante la batalla de Clavijo (844) (dirigida por Ramiro I de Asturias contra las tropas de Abderramán II, que se negaba a pagar tributos a los  emires árabes y el ‘tributo de las cien doncellas’, un mito mediterráneo), para combatir junto a los cristianos. La crónica de tan legendaria aparición fue narrada en 1243 por el arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada, enterrado en Santa María de Huerta (Soria), en su obra “De rebus Hispaniae”. Con aquella descripción novelada de Jiménez de Rada se consiguió un nuevo tributo que percibía la catedral de Compostela y que, posteriormente, las Cortes de Cádiz intentaron suprimir (tanto  patronazgo  como diezmo) por legendario y falso, aunque volvió a restaurarse. Según José Antonio Quijera Pérez (“Revista de Folklore”, núm. 148, Fundos, 1993) “lo que sí parece cierto es que Ramiro I tomó la ciudad de Albelda, e hizo un voto según el cual tanto él como sus vasallos debían ceder, a perpetuidad y anualmente, a la Iglesia de Santiago en Galicia una medida de trigo cada labrador, y una de vino cada cosechero. Además, se anulaba el ominoso tributo de las doncellas, se instauraba la Orden de Caballería de Santiago y se fundaba el noble solar camerano de Valdeosera”.  También parece cierto que Ramiro I de Asturias no tuvo una vida especialmente carismática. No llegó a completar una década como máxima autoridad de su reino, y en su corto mandato no se dieron acontecimientos de relevancia. Una mentira mil veces repetida no la convierte en verdadera. Santiago de Zebedeo jamás estuvo en España. Estudios arqueológicos han demostrado que Compostela era una necrópolis precristiana, pero jamás se han practicado investigaciones científicas sobre los restos que custodian los muros de la Catedral, hasta el punto de que algunos investigadores incluso han atribuido tales reliquias óseas a Prisciliano de Ávila, el obispo hispano acusado de herejía. Santiago de Zebedeo parece ser que murió decapitado en Jerusalén el año 41 de nuestra era a manos de los secuaces de Herodes Agripa. Pero la idiocia humana, que da más crédito a los mitos que a la realidad demostrada, puede llegar a alcanzar límites insospechados, sobre todo desde el momento en el que comenzaron a aparecer supuestas reliquias del santo.  Así, el Monasterio de Cañas posee una reliquia que, se supone, contiene las herraduras del caballo de Santiago, que recogería Diego López de Haro en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) y entregaría a su hija Urraca Díaz de Haro, cuarta abadesa del monasterio. Aquella batalla enfrentó  a un ejército aliado cristiano formado en gran parte por tropas castellanas de Alfonso VIII de Castilla, aragonesas de Pedro II de Aragón, navarras de Sancho VII de Navarra y voluntarios del Reino de León y del Reino de Portugal contra el ejército numéricamente superior del califa almohade Muhammad al-Nasir, en las inmediaciones de la localidad jienense de Santa Elena. Más tarde apareció la frase “¡Santiago y cierra España!” a partir del siglo XVII, que era como una inyección de valor frente al miedo insuperable a los combates en campo abierto (solo comparable al desasosiego que siente un torero frente a un “pablorromero” corniveleto en plaza sin enfermería) y que Valle Inclán, en “Luces de bohemia” la transformó en “Santiago y abre España a la libertad y el progreso”, en boca de Dorio de Gádex.

 

domingo, 28 de julio de 2024

Para gustos, los colores

 


En círculos católicos no gustó la representación de “La Última Cena de Jesús” (según el cuadro de Leonardo da Vinci) que llevó a cabo en París un grupo de “drags queen” durante la tarde-noche del pasado viernes, día 26, con ocasión de la inauguración de los juegos olímpicos. Pienso que podría haberse evitado esa astracanada por respeto a los meapilas. Intentemos ser serios por instinto de conservación. ¿Se hubiesen atrevido los organizadores del evento a hacer mofa de Alá o de Mahoma? Pienso que no, porque los franceses conservan en su memoria los trágicos sucesos del 13 de noviembre de 2015, con tres explosiones de suicidas en Saint Denis mientras se celebraba un partido de fútbol entre Francia y Alemania y al que asistía el presidente François Hollande. Por si ello fuese poco, casi al mismo tiempo, el restaurante 'Le Petit Cambodge', el local 'Belle Équipe', el bar 'Le Carillon', el boluevar Fontaine y la sala de espectáculos ‘Bataclan’ (mientras el grupo de rock ‘Eagles of Death’ tocaba frente a 1.500 espectadores) también fueron escenario de otros tantos ataques perpetrados por varios tipos armados con fusiles de asalto que dispararon a quemarropa contra todo el que se cruzara en su camino. El resultado fue de 130 muertos y 352 heridos de diversa gravedad. Muchos de ellos murieron posteriormente por las heridas recibidas. El fanatismo crea monstruos, como ha podido comprobarse a lo largo de la Historia, desde la Inquisición auspiciada por estos pagos por Fernando II de Aragón hasta el actual fanatismo islámico. La Inquisición pervivió desde finales del siglo XV hasta bien entrado el siglo XIX. Y duró tanto tiempo porque sirvió a intereses determinados y no siempre del mismo signo: empezó siendo un tribunal político y, posteriormente, se vinculó más a la Iglesia católica, persiguiendo a los judeoconversos en sus primeros cincuenta años de vida, luego a los moriscos y protestantes, a brujas y otras desviaciones heréticas, y ya en el siglo XVIII a masones y librepensadores. Por eso digo que hay cosas que es mejor no tocar ni hacer parodias. En ocasiones, cuando no queremos saludar a alguien que nos cae antipático por la razón que sea, suele dar buen resultado cambiarse de acera. El desdén, y hasta la descortesía si ustedes lo prefieren, en ocasiones consigue excelentes resultados. A mí, la apertura de los juegos olímpicos de París me pareció de un bienhacer exquisito. Para gustos, los colores, que proviene del adagio latino “gustibus non disputadum”, o sea.

 

sábado, 27 de julio de 2024

Sobre conchas, peregrinos y negreros

 

 


La concha de vieira de peregrino era la prueba de que el andariego vagamundos había completado el camino de Santiago, y que más tarde cosían a sus ropones para proseguir la senda de vuelta. Y así está reflejado en el Códice Calixtino del siglo XII. La concha de vieira, como digo, es un adminículo que cumplía muchas funciones, como protección ante el Maligno, servir de cucharón para beber en los ríos, o poder llevarse a la boca calientes y reconfortadoras sopas de convento. Según tengo entendido, el término "vieira" proviene del latín "veneriae", que significa "cuna de Venus", la diosa del amor nacida en el mar. Esta asociación no es casual, dado que Venus, o Afrodita según la mitología griega, es conocida como la diosa del Amor y la Belleza, y se dice que nació del mar cuando Saturno cortó los genitales de Urano y los arrojó al mar, de donde surgió esa figura erecta femenina de gran belleza y pelo rubio posada  sobre el nácar de una enorme concha, como quedó plasmado en el famoso cuadro de Botticelli. La concha de vieira también se integró en los ritos de bautismo de ablución por infusión de agua bendita (hagiasma) y en la forma de muchos baptisterios parroquiales. Durante la Edad Media en vez de pila de agua bendita existían los aspersorios, sujetos a una pequeña cadena. En España hay pilas de agua bendita famosas. Así, en San Ginés, en la calle del Arenal de Madrid, hay dos conchas inmensas del molusco Tridacna gigas, a las que se da el uso; en el santuario de la Peregrina en Pontevedra hay otra pila que llegó de Manila como obsequio de Casto Méndez Núñez; y en las criptas de la Sagrada Familia y de la Colonia Güell de Barcelona, existen sendas pilas de conchas sobre soportes diseñados por Gaudí, al que las auténticas conchas le llegaban desde Filipinas por expreso deseo de Antonio López, marqués de Comillas y de su Compañía Transatlántica Española. Prócer patrio además de estar considerado como el último negrero y traficante de esclavos, entonces legal entre España y Cuba. Murió rico el 16 de enero de 1883 en el Palau Moja de Barcelona (calle Puertaferrisa esquina a las Ramblas). Durante una década vivió como huésped de ese palacio Jacinto Verdaguer, protegido del marqués, confesor de la familia y limosnero. Un día antes del fallecimiento de Antonio López, León XIII firmó una bula donde se le perdonaban al indiano enriquecido todos los pecados cometidos en su vida. Parece paradójico tal proceder en el autor de la encíclica "Rerum novarum" de 1891, sobre la mala situación de la clase obrera. ¡Chupa del frasco! No cabe duda de que pesó más en aquel papa la construcción del seminario jesuítico de Comillas (hoy Universidad Pontificia) con dinero manchado que el sufrimiento causado por la trata de personas de raza negra. El 4 de marzo de 2018 se le retiró a Antonio López de su pedestal en Barcelona, en la plaza que llevaba su nombre junto a la Vía Layetana y que ahora se denomina plaça de Correus por un lado, y plaça de Idrissa Diallo, por otro. Idrissa Diallo (Guinea Conakry, 1991-Barcelona, 2012) fue un migrante muerto en un hospital de Barcelona tras ser retenido en el Centro de Internamiento de Extranjeros de la Zona Franca. Todo apuntó a una omisión del deber de socorro por parte de los policías que lo custodiaban. Aquí lo dejo. Feliz fin de semana.

jueves, 25 de julio de 2024

Charlotadas bufas

 

 


García Trapiello
hoy, en Diario de León, hace una crítica sobre las recreaciones históricas que se llevan a cabo cada verano en muchos rincones de España, y señala que “cuando de la historia hacen carnaval metiéndonos en su farsa, hasta el más tonto se ve duque y la menos tonta doña Urraca”. Y lo cuenta a propósito de la segunda recreación consecutiva de de la coronación histórica el pasado sábado de  Alfonso VI, donde participaron alrededor de 250 figurantes en la plaza de la Regla. Sobre las ocho y cuarto de la tarde San Isidoro fue el punto de partida de un desfile donde el rey y su mujer, doña Berenguela, iba acompañado por su comitiva donde nobles y plebeyos redoblaban tambores dispuestos a retroceder al 26 de mayo de 1135, en el que se celebró una ‘curia regia’ por la que se coronó a ese rey como Imperator Hispaniae. Y por allí andaban su madre, doña Urraca, su hermana, la infanta doña Sancha, García Ramírez, rey de Navarra, el conde de Barcelona, el de Tolosa, el de Gascuña y hasta algún representante de los reinos árabes. El rey, delante de la catedral hincó rodilla en tierra ante el obispo para recibir los atributos reales: manto, cetro y corona. Con posterioridad se procedió a que unos jinetes disputaran justas. Todo ello es el preámbulo de las fiestas de san Froilán y, por supuesto, un reclamo turístico. Sigue contando García Trapiello: “Sale urticaria en la retina viendo multiplicarse pantomimas romanas con legionarios de chapa y pega, teatrillos medievales con jimenas de tetera en espetera y jeromines de espadón matamoros, procesiones paponas de templarios ensabanados con sus chonis y todo, o batallas napoleónicas donde el lerdo bobín se cree granadero de trabucazo al aire... festorrillos con los que ya todo lugar quiere robar su cachito de gloria en la almoneda de la historia. Es moda, ¿quién se priva?, sale barato. Y quien no tenga epopeya se la inventa; licencia regalan; y subvenciones también. Y no echó en saco roto la penita que le dio tanto infantilismo grandón empanado en orgullito cojo”. En Aragón tenemos varios ejemplos insufribles: la recreación de los Sitios por unos escopeteros de pacotilla, o las “alfonsadas” de Calatayud, que ya va en su decimonovena edición, con la recreación de la conquista cristiana de esa ciudad del Jalón por Alfonso I “El Batallador” en 1120. En la iglesia de San Pedro de los Francos, en la conocida “rúa”, fea y de torre truncada y torcida, le se hace entrega al monarca de las llaves de la ciudad y del tratado de rendición de los almorávides. Después, el rey arma un caballero de honor, que puede ser cualquier ciudadano, desde un camarero del restaurante Marivella  hasta un poeta de reconocido prestigio local, siempre claro está que haya ganado una “flor natural” y que simpatice con el alcalde Aranda; para más tarde asistir todos juntos en unión a la representación de una boda judía. Al día siguiente tiene lugar la lectura de los “Fueros de Calatayud” de 1131, todo ello “en un guiñol con ínfulas y parloteo en odioso y pulcro castellano”. Pero por esos pagos, paradójicamente y que a mí me conste, el único aforado es el alcalde, del PP, que además de presidir el Ayuntamiento bilbilitano desde 2011 es senador desde 2019, elegido junto a otros tres por el Parlamento autonómico aragonés, que preside Marta Fernández, de Vox, en su reparto de escaños territoriales. Es curioso, los detractores de la Ley de Memoria Democrática, que también estuvieron en contra de quitar la medalla de Oro concedida en su día a Franco, son los más deseosos en practicar recreaciones de personajes históricos de los que ya no queda ni polvo. ¿Por qué Aranda, alcalde de Calatayud y senador por el Parlamento autonómico no recrea los fusilamientos del barranco de La Bartolina, o la ejecución de Francisco Bueno, alias “Estirao”, el 15 de agosto de 1936 en la Plaza del Fuerte entre abyectas sonrisas de “católicos de toda la vida y gente de bien”, con acompañamiento de banda de música y de milicias falangistas y requetés? Le recuerdo a ese alcalde y senador, cargo del que nunca fue elegido por la ciudadanía, que una zona de ese barranco, donde existen dos o tres fosas, sirvió durante años como vertedero municipal y que, en 1999, fue sellada con miles de metros cúbicos de tierra mezclada con restos óseos extraídos de la fosa principal, con lo que resulta casi imposible la recuperación de huesos humanos. Tampoco se permitió colocar un memorial con los nombres de los asesinados en aquel maldito lugar y que lucharon en defensa de la Constitución de 1931. Las “alfonsadas” bilbilitanas no son, a mi entender, cosa distinta a charlotadas bufas que solo demuestra cómo anda el aceite del candil de los organizadores y de los organismos públicos que les apoyan con el dinero de todos. En los pueblones donde nunca ocurre nada hay que inventarse epopeyas medievales con personajes grandiosos de cartón-piedra en un intento de atraer visitantes, como sucede en los olvidados decorados de películas del "Far West" en los secarrales del Desierto de Tabernas, en Almería, áridos, fantasmagóricos y llenos de alacranes.

 

miércoles, 24 de julio de 2024

Polvareda

 


 


Aunque no estoy casi nunca de acuerdo con la forma de pensar de Ramón Pérez-Maura, he de reconocer que en ocasiones acierta en sus escritos.  Hoy, en su artículo “España es un sinsentido” publicado en El Debate, señala que “el Gobierno no tiene una mayoría para aprobar nada que no vaya en beneficio directo de los partidos extremistas que le apoyan. Y ese sinsentido está lleno de lógica porque Sánchez formó una mayoría de aluvión”. Ayer, el PSOE no consiguió en el Congreso aprobar la reforma legal de  la “Ley de Extranjería”,  un  problema creciente de reparto en Comunidades de menores de edad llegados en barcazas al archipiélago canario un día sí y otro también y sobre el que el Gobierno no tiene claro cómo hacerlo manejable. Pretender gobernar con la ayuda de la extrema izquierda de Sumar y Podemos, de la extrema derecha de Junts, y de la federación de partidos independentistas vascos integrados en las siglas EH Bildu es de un indudable difícil manejo, como lo es meter perros y gatos en la misma jaula, o jesuitas y dominicos en el mismo convento. Seguro que entre ellos habría peleas de poder más que de dogmas. Con tan grande polvareda perdimos a don Beltrán, aquel anciano caballero de Carlomagno que regresó al campo de batalla de Alventosa para buscar el cuerpo de su hijo Reinalte entre los cadáveres. Los españoles merecemos mejor suerte.