martes, 2 de julio de 2024

Paciencia y a barajar

 
 

 


En Diario de Burgos,  Luis Miguel de Dios escribe hoy “¿Qué León?”, donde comenta: “A estas alturas de la película, todavía no sabemos qué León quieren los que firmaron en la Diputación leonesa la moción para separar León de la actual comunidad autónoma. ¿León con Zamora y Salamanca?, ¿León con vaya usted a saber con quién?, ¿la provincia de León en solitario?”. Y ha hecho hincapié en unas recientes declaraciones del alcalde de León, el socialista José Antonio Díez, en una emisora de radio, señalando que “podría irse con Asturias por razones históricas”. ¿Razones históricas, dice?  Repasando un poco nuestra pasada historia resulta que García I, hijo de Alfonso III el Magno, después de su lucha contra su padre y sus hermanos Ordoño II y Fruela II, trasladó la capital del Reino de Asturias a León, con lo que se creó un nuevo reino que aglutinaba a ambos. Eso se cuenta que aconteció en el año 925, con lo que se deduce que el Reino de Asturias es el precedente histórico del Reino de León, y de éste reino surgirías después los reinos de Castilla y Portugal. Cierto es que el 14 de junio de 1217 se tuvo lugar la proclamación, en la pequeña localidad palentina de Autillo de Campos, de Fernando III como rey de Castilla. Y el 3 de julio de aquel año se produjo su coronación en Valladolid. Con Fernando III, se llevó a cabo, por tanto, la unión definitiva de Castilla y León, al heredar Fernando la corona de Castilla de manos de su madre  tras la muerte de su hermano Enrique I sin descendencia y tras la Concordia de Benavente. Posteriormente heredó, de manos de su padre Alfonso IX, en 1230, el Reino de León. Alfonso IX se caso dos veces. Primero, con su prima carnal Teresa, hija de Sancho I de Portugal y de Dulce de Aragón, anulado más tarde por consanguinidad. El papa Celestino III consideró que se había producido incesto (como ya conté el pasado viernes en mi trabajo “Falta un hueso”). Después se casó con Berenguela de Castilla, hija de Alfonso VIII y de Leonor de Plantagenet, que sería madre del infante Fernando. Ese segundo matrimonio también fue anulado, y se produjo un distanciamiento entre padre e hijo. El padre dejó los derechos del reino en manos de las dos hijas tenidas con su primera esposa, Sancha y Dulce. Berenguela tuvo que negociar la entrega de una pensión vitalicia a cada una de ellas a cambio de los derechos al trono leonés de Fernando, como así fue. En el artículo recién leído, Luis Miguel de Dios está convencido de que en el sentir popular tanto de  Zamora  como de Salamanca “el leonesismo secesionista ni está ni se le espera”,  y añade en su artículo que ninguna autoridad de esas dos provincias ha dado opinión alguna sobre esa cuestión. Conque ya saben los leoneses, paciencia y a barajar.

 

No hay comentarios: