jueves, 25 de julio de 2024

Charlotadas bufas

 

 


García Trapiello
hoy, en Diario de León, hace una crítica sobre las recreaciones históricas que se llevan a cabo cada verano en muchos rincones de España, y señala que “cuando de la historia hacen carnaval metiéndonos en su farsa, hasta el más tonto se ve duque y la menos tonta doña Urraca”. Y lo cuenta a propósito de la segunda recreación consecutiva de de la coronación histórica el pasado sábado de  Alfonso VI, donde participaron alrededor de 250 figurantes en la plaza de la Regla. Sobre las ocho y cuarto de la tarde San Isidoro fue el punto de partida de un desfile donde el rey y su mujer, doña Berenguela, iba acompañado por su comitiva donde nobles y plebeyos redoblaban tambores dispuestos a retroceder al 26 de mayo de 1135, en el que se celebró una ‘curia regia’ por la que se coronó a ese rey como Imperator Hispaniae. Y por allí andaban su madre, doña Urraca, su hermana, la infanta doña Sancha, García Ramírez, rey de Navarra, el conde de Barcelona, el de Tolosa, el de Gascuña y hasta algún representante de los reinos árabes. El rey, delante de la catedral hincó rodilla en tierra ante el obispo para recibir los atributos reales: manto, cetro y corona. Con posterioridad se procedió a que unos jinetes disputaran justas. Todo ello es el preámbulo de las fiestas de san Froilán y, por supuesto, un reclamo turístico. Sigue contando García Trapiello: “Sale urticaria en la retina viendo multiplicarse pantomimas romanas con legionarios de chapa y pega, teatrillos medievales con jimenas de tetera en espetera y jeromines de espadón matamoros, procesiones paponas de templarios ensabanados con sus chonis y todo, o batallas napoleónicas donde el lerdo bobín se cree granadero de trabucazo al aire... festorrillos con los que ya todo lugar quiere robar su cachito de gloria en la almoneda de la historia. Es moda, ¿quién se priva?, sale barato. Y quien no tenga epopeya se la inventa; licencia regalan; y subvenciones también. Y no echó en saco roto la penita que le dio tanto infantilismo grandón empanado en orgullito cojo”. En Aragón tenemos varios ejemplos insufribles: la recreación de los Sitios por unos escopeteros de pacotilla, o las “alfonsadas” de Calatayud, que ya va en su decimonovena edición, con la recreación de la conquista cristiana de esa ciudad del Jalón por Alfonso I “El Batallador” en 1120. En la iglesia de San Pedro de los Francos, en la conocida “rúa”, fea y de torre truncada y torcida, le se hace entrega al monarca de las llaves de la ciudad y del tratado de rendición de los almorávides. Después, el rey arma un caballero de honor, que puede ser cualquier ciudadano, desde un camarero del restaurante Marivella  hasta un poeta de reconocido prestigio local, siempre claro está que haya ganado una “flor natural” y que simpatice con el alcalde Aranda; para más tarde asistir todos juntos en unión a la representación de una boda judía. Al día siguiente tiene lugar la lectura de los “Fueros de Calatayud” de 1131, todo ello “en un guiñol con ínfulas y parloteo en odioso y pulcro castellano”. Pero por esos pagos, paradójicamente y que a mí me conste, el único aforado es el alcalde, del PP, que además de presidir el Ayuntamiento bilbilitano desde 2011 es senador desde 2019, elegido junto a otros tres por el Parlamento autonómico aragonés, que preside Marta Fernández, de Vox, en su reparto de escaños territoriales. Es curioso, los detractores de la Ley de Memoria Democrática, que también estuvieron en contra de quitar la medalla de Oro concedida en su día a Franco, son los más deseosos en practicar recreaciones de personajes históricos de los que ya no queda ni polvo. ¿Por qué Aranda, alcalde de Calatayud y senador por el Parlamento autonómico no recrea los fusilamientos del barranco de La Bartolina, o la ejecución de Francisco Bueno, alias “Estirao”, el 15 de agosto de 1936 en la Plaza del Fuerte entre abyectas sonrisas de “católicos de toda la vida y gente de bien”, con acompañamiento de banda de música y de milicias falangistas y requetés? Le recuerdo a ese alcalde y senador, cargo del que nunca fue elegido por la ciudadanía, que una zona de ese barranco, donde existen dos o tres fosas, sirvió durante años como vertedero municipal y que, en 1999, fue sellada con miles de metros cúbicos de tierra mezclada con restos óseos extraídos de la fosa principal, con lo que resulta casi imposible la recuperación de huesos humanos. Tampoco se permitió colocar un memorial con los nombres de los asesinados en aquel maldito lugar y que lucharon en defensa de la Constitución de 1931. Las “alfonsadas” bilbilitanas no son, a mi entender, cosa distinta a charlotadas bufas que solo demuestra cómo anda el aceite del candil de los organizadores y de los organismos públicos que les apoyan con el dinero de todos. En los pueblones donde nunca ocurre nada hay que inventarse epopeyas medievales con personajes grandiosos de cartón-piedra en un intento de atraer visitantes, como sucede en los olvidados decorados de películas del "Far West" en los secarrales del Desierto de Tabernas, en Almería, áridos, fantasmagóricos y llenos de alacranes.

 

No hay comentarios: