martes, 16 de julio de 2024

Sobre coronas

 


Me entero de que todavía existe una farola en Madrid ceñida con la corona torreada que muchos entienden que es de la Segunda República. Lo pongo en duda. Puede que sea anterior. En la Constitución aprobada en 1931, donde se decía cómo debía ser el escudo  que figurase en la bandera tricolor, se indicaba que “en el centro de la banda amarilla figurará el escudo de España, adoptándose por tal el que figura en el reverso de las monedas de cinco pesetas acuñadas por el Gobierno provisional en 1869 y 1870". (Decreto del 27 de abril de 1931 del gobierno provisional de la República publicado por la Gaceta de Madrid el 28 de abril de 1931). En el “Tratado completo de la ciencia del blasón” o “Código Heráldico-Histórico de las Órdenes de Caballería”, Modesto Costa y Turell  (quizás influido por el libro “Rolland ou la Chevalerie",  de E.J. Delecluze, donde éste hace una clara distinción entre la caballería histórica y la novelesca),  dejó anotado  en 1858 que “las coronas murales también eran adorno de las deidades y genios que protegen las ciudades y están representadas en las medallas romanas con coronas almenadas”. Lo cierto es que en la Castilla de Alfonso VIII, ese rey  decidió  coronarse con un castillo con tres almenas, la del centro mayor, para afianzar mediante la simbología heráldica la identidad propia de su reino frente al de León. Y así figura el sello en el pendón de Castilla en oro sobre un fondo carmesí posiblemente desde 1169, año en el que aquel rey alcanzó la mayoría de edad, que entonces era a los catorce años. Esa corona se conserva en el Monasterio de las Huelgas Reales, de Burgos. Hasta que Fernando III, que ya era rey de Castilla, heredó en el año 1230 el reino de León y decidió simbolizar la unión de los dos reinos reuniendo las armerías castellanas y leonesas en un cuartelado por primera vez en la historia, concediendo a las castellanas el lugar preferente. Pero volviendo al siglo XIX, esa corona volvió a figurar en Madrid tras la Gloriosa, en 1868. La corona real retornó tras la Primera República. En 1931, como decía al comienzo, se volvió a reintroducir en fachadas y centros oficiales hasta el final de la Guerra Civil, donde aparece la sombra alargada de un águila, como en el pabellón de los Reyes Católicos pero con una aureola de santo en la cabeza. Es un águila, llamada de san Juan, por ser el  tetramorfo que identifica la figura de ese evangelista. Se llama tetramorfo por aparecer en el Libro de Daniel  la aparición de cuatro seres zoomorfos que rodean a Cristo y representan las cuatro etapas de la vida. Lo cierto es que, en 1938  Ramón Serrano Suñer  (ministro de la Gobernación) y Dionisio Ridruejo  (director general de Propaganda) fueron los encargados de crear la nuevas enseña, y el lema “una, grande y libre”  se le ocurrió a José Antonio Giménez- Arnau (jefe de Prensa del Movimiento). La Constitución de 1978 cambió aquel escudo siniestro por lo que representaba.

 

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