La concha de vieira de peregrino era la
prueba de que el andariego vagamundos había completado el camino de Santiago, y
que más tarde cosían a sus ropones para proseguir la senda de vuelta. Y así
está reflejado en el Códice Calixtino
del siglo XII. La concha de vieira, como digo, es un adminículo que cumplía
muchas funciones, como protección ante el Maligno,
servir de cucharón para beber en los ríos, o poder llevarse a la boca calientes
y reconfortadoras sopas de convento. Según tengo entendido, el término "vieira" proviene del latín "veneriae",
que significa "cuna de Venus", la diosa del amor nacida en
el mar. Esta asociación no es casual, dado que Venus, o Afrodita según
la mitología griega, es conocida como la diosa del Amor y la Belleza, y se dice
que nació del mar cuando Saturno
cortó los genitales de Urano y los
arrojó al mar, de donde surgió esa figura erecta femenina de gran
belleza y pelo rubio posada sobre el nácar de una enorme
concha, como quedó
plasmado en el famoso cuadro de Botticelli.
La concha de vieira también se integró en los ritos de bautismo de ablución por
infusión de agua bendita (hagiasma) y en la forma de muchos baptisterios
parroquiales. Durante la Edad Media en vez de pila de agua bendita existían los
aspersorios, sujetos a una pequeña cadena. En España hay pilas de agua bendita
famosas. Así, en San Ginés, en la calle del Arenal de Madrid, hay dos conchas
inmensas del molusco Tridacna gigas, a las que se da el
uso; en el santuario de la Peregrina en Pontevedra hay otra pila que llegó de
Manila como obsequio de CastoMéndez Núñez; y en las criptas de la Sagrada Familia y de la Colonia Güell de Barcelona, existen sendas pilas de conchas sobre soportes diseñados por Gaudí, al que las auténticas conchas le llegaban desde Filipinas
por expreso deseo de Antonio López, marqués de Comillas y de su Compañía Transatlántica Española. Prócer patrio además
de estar considerado como el último negrero y traficante de esclavos, entonces
legal entre España y Cuba. Murió rico el 16 de enero de 1883 en el Palau Moja de Barcelona (calle Puertaferrisa
esquina a las Ramblas). Durante una década vivió como huésped de ese palacio Jacinto Verdaguer, protegido del
marqués, confesor de la familia y limosnero. Un día antes del fallecimiento de
Antonio López, León XIII
firmó una bula donde se le perdonaban al indiano enriquecido todos los pecados
cometidos en su vida. Parece paradójico tal proceder en el autor de la encíclica "Rerum novarum" de 1891, sobre la mala situación de la clase obrera. ¡Chupa del frasco! No cabe duda de que pesó más en aquel papa la construcción del seminario jesuítico de Comillas (hoy Universidad Pontificia) con dinero manchado que el sufrimiento causado por la trata de personas de raza negra. El 4 de marzo de 2018 se le retiró a Antonio López de
su pedestal en Barcelona, en la plaza que llevaba su nombre junto a la Vía
Layetana y que ahora se denomina plaça de
Correus por un lado, y plaça de Idrissa Diallo, por otro. Idrissa Diallo (Guinea Conakry, 1991-Barcelona, 2012) fue un migrante muerto en un hospital de Barcelona tras ser retenido en el Centro de Internamiento de Extranjeros de la Zona Franca. Todo apuntó a una omisión del deber de socorro por parte de los policías que lo custodiaban.Aquí lo dejo. Feliz fin de semana.
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