miércoles, 24 de octubre de 2012

Cosas de la "telemierda"




La presentadora de un programa matinal de Televisión Española, María Dolores Montero Abárzuza, se tuvo que disculpar de los telespectadores por haberse preguntado si los órganos trasplantados a otra persona tienen alma.  Esta presentadora, al parecer, “tiene sus dudas”. El asunto estaba relacionado con la posible donación de órganos del asesino confeso de El Salobral, Juan Carlos Alfaro. Y sorprendentemente añadió: “He sentido tranquilidad al saber que los órganos de este hombre no van a dar vida a nadie, sinceramente”. Pero ya la rematadera fue cuando dijo que “yo no querría esos órganos”. Mariló Montero, como así se la conoce en el mundillo de la “telemierda”, procuró dejar a los televidentes “mucho más tranquilos” cuando dejó claro que  la relación entre los órganos trasplantados y la posible inclusión del alma del difunto en la persona que los recibe “no está demostrado científicamente”.  El alma, por si lo desconoce la señora Montero, es el componente espiritual de los seres vivos. Y gracias al alma, el ser humano dispone de instintos, sentimientos, emociones, pensamientos y decisiones libres. Por otro lado, de haber recibido un enfermo en lista de espera uno o varios órganos del señor Alfaro, cosa que por razones que desconozco no ha sucedido así, hubiera supuesto para el receptor una indiscutible mejora en su futura calidad de vida. Decía la señora Montero que ella no querría recibir esos órganos. ¡Que casualidad!, eso mismo dicen los gitanos. Pero la señora Montero lo dice con la boca pequeña porque no  necesita un trasplante, cosa de la que me alegro. En España las donaciones, salvo que procedan de familiares vivos, son de personas anónimas fallecidas, es decir, inanimadas, y el receptor o receptores de alguno de los órganos injertados en su quebrantado cuerpo jamás sabrán la procedencia. Aunque parezca una paradoja,  hasta un asesino tiene poder para salvar vidas después de muerto. La señora Montero aprovechó para decir que ella era donante. Pues muy bien, que Dios se lo pague. En el mundillo de la “telemierda” estatal todo es posible. Lo malo es que a determinados presentadores impresentables, donde incluyo a la señora Montero, les pagan, y mucho, por decir sandeces con cargo al contribuyente. Y lo peor es que determinados sujetos, donde incluyo a Alfonso García, ocupen puestos de responsabilidad en la dirección de programas.

1 comentario:

manipulador de alimentos dijo...

Vaya petarda analfabeta!!!! Así nos va en este país de mediocridad enchufada....