viernes, 15 de febrero de 2013

Informes



En un informe, la OCDE recomienda al gobierno de España  pagar el subsidio de paro sólo a los que busquen empleo y alaba la restricción en el acceso a las becas universitarias. Veamos, el paro no es un subsidio sino un derecho de los trabajadores que han cotizado para recibirlo cuando son despedidos de la empresa donde prestaron sus servicios. Eso por un lado. Por otro, la restricción en el acceso a las becas sólo es hacer leña del árbol caído. Muchos estudiantes no hubiesen podido licenciarse o graduarse de no haber sido por esas ayudas del Estado. Por si ello fuera poco, flexibilizar los salarios y vincularlos a las condiciones económicas de cada momento, como así sugiere la OCDE, equivale a que los empresarios jueguen con ventaja, como lo han hecho siempre. Los responsables de la OCDE tenían las cartas marcadas, o sea, sabían que las perspectivas de una recuperación inmediata eran muy remotas, que el paro iba a seguir creciendo de forma exponencial hasta sobrepasar los 6 millones de trabajadores y que el Gobierno iba a ser incapaz de cumplir los objetivos de déficit, como así está sucediendo. En tiempos de bonanza económica a ningún empresario, sobre todo de la pyme, se le ocurrió pagar salarios por encima de los convenios provinciales establecidos entre Patronal y sindicatos. Si acaso, se entregaba algún “sobre” con cuentagotas a aquellos pocos “estómagos agradecidos” que el mal empresario estimaba oportuno desde criterios claramente subjetivos, al  supuesto estilo de Arturo Fernández, con lo que se creaba un “pésimo ambiente” laboral entre aquellos que no lo recibían, es decir, la mayoría. El empresario hacía bueno el dicho divide y vencerás. Tampoco hacía inversiones dentro de la empresa. Era “más práctico” guardar el dinero en el talego. Ya el pasado noviembre, sólo ocho días después de que el PP ganara las elecciones generales, hubo una reunión en La Moncloa entre Rajoy y el secretario genera de la OCDE, Ángel Gurría, donde éste exponía al presidente del Gobierno todo un inventario de medidas que debían ser tomadas en cuenta: subir más el IVA, abaratar el despido,  reformar las pensiones para bajar las prestaciones, suprimir la jubilación parcial, acabar con las deducciones en el IRPF por las aportaciones a planes de pensiones, suprimir con carácter retroactivo algunas deducciones por vivienda, endurecer las condiciones para cobrar el desempleo y revisar las prestaciones de viudedad. Y el pusilánime Rajoy entró al trapo de esa Organización, aplicando las “sugerencias” de Gurría e incumpliendo vergonzosamente todas sus promesas electorales.

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