La ubicación de la “Cincomarzada”
es lo más parecido a la posesión de una moneda falsa, que nadie quiere quedarse
con ella, en este caso por los destrozos en el ecosistema que lleva aparejada
esa celebración popular. El Ayuntamiento de Zaragoza ha puesto como solución el
uso del ventilador para que la basura se reparta y ha decidido que cada año se
celebre en un espacio distinto. En esta ocasión le la tocado “bailar con la más
fea” a la Arboleda
de Macanaz y al vergonzoso descampado
trasero existente junto a la antigua Estación del Norte. Y el próximo año, de
nuevo al Parque del Tío Jorge. Eso es
echarle imaginación, sí señor. El alcalde Belloch es como el espectro de
una pesadilla. La “Cincomarzada” equivale a una fiesta campestre recuperada con
la llegada de la democracia. Se da la circunstancia de que la céntrica calle “5
de Marzo” pasó a denominarse después de la Guerra Civil como “Requeté
aragonés” y no volvió a recobrar su nombre primitivo hasta la muerte de Franco.
El festejo popular comenzó a celebrarse después de un ataque fallido de la toma
de la ciudad, el 5 de marzo de 1838, durante la Primera Guerra Carlista.
Cabrera envió a Juan Cabañero con 1800 soldados en un intento de ocupar la
ciudad, pero sus tropas se toparon con la resistencia de la guarnición
isabelina y de los vecinos, que lucharon con uñas y dientes. Tras el fracaso
carlista, se añadió al escudo de Zaragoza lo de "Siempre Heroica"
y se dedicó esa fecha del calendario a
la calle antes señalada. Lo que ya no
termino de entender es que Franco, que conocía bien Zaragoza al haber sido
director de la AGM,
permitiera cambiar el rótulo. A nadie se le escapa que “requeté” era el mote de
uno de los cuatro batallones que se formaron en la Primera Guerra Carlista, o sea,
“Salada”, “Morena”, “Requeté” y “Hierbabuena”.
También, a los 60.000 hombres que formaron las fuerzas navarras
paramilitares que participaron en el bando franquista durante la Guerra Civil. En total se
constituyeron 41 tercios, 10 compuestos por navarros, 8 por vascos, 8 por castellanos,
7 por andaluces, 6 por aragoneses, 2 por asturianos y 1 por catalanes. Los
nombres de todos ellos se encuentran grabados en las estaciones del viacrucis
de Montejurra. La “Cincomarzada” se ha convertido en una fiesta popular con
fogatas y comidas campestres, que es utilizada por los sindicatos para poner
tenderetes; y por los políticos regionales, que ese día se dejan ver y hasta
tocar entre el sonido de viejas canciones de Labordeta, cuya voz sale por los
altavoces instalados para la ocasión, en un vano intento de vendernos miseria
con un baño de oropel.
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