Este es un país de
mascletás, fuegos artificiales, ninots, fallas, pitos, flautas y gorigoris. Aquí, cualquier evento popular no se entiende sin el alcohol,
sin el hisopo místico que bendice hasta las rosquillas del santo patrón, sin
griterío, sin el olor a ajo de comistrajos de puchero que dicen ser típicos y
sin el atronar de cohetería, bombas reales y chupinazos. Si alguien lo desea
comprobar in situ, que vaya a
Valencia por san José, a Pamplona por san Fermín o a Zaragoza por las fiestas
del Pilar. Pero los últimos actos terroristas en Bélgica y las noticias que
recibimos en los telediarios nos han puesto a todos los ciudadanos los nervios
a flor de piel. Para más inri, a la televisión que pagamos todos le ha dado por
“revivir” el semanario que leían en su chiscón las porteras, es decir, “El Caso”. Los aeródromos de Getafe y
Cuatro Vientos y el Centro Universitario María Cristina en El Escorial sirven
como exteriores, y un plató de 1.500 metros
cuadrados en San Sebastián de los Reyes recrea una
comisaría de Policía y la redacción de ese semanario. Es la España surrealista de Margarita Landi y de Belén Esteban. Esto es de locos. Y así
pasa lo que pasa. Resulta que al filo de la medianoche del Viernes Santo se
posesionaba en Badajoz a la Virgen de la Soledad.
Al llegar al Arco del
Peso, en la Plaza Alta,
se escucho un fuerte ruido. Nazarenos, damas de peineta y mantilla, gente que
observaba en las aceras el paso de la peana y gran parte de la comitiva
entraron en pánico y echaron a correr en todas las direcciones como si de una
estampida de bisontes se tratase. Según fuentes de la Policía Local, dos
personas tuvieron que ser atendidas por los servicios sanitarios al sufrir
crisis de ansiedad y nerviosismo, y otras tres por heridas leves. ¿Qué había
sucedido? Sencillamente que un tipo con unas copas de más había dado una fuerte
patada a una puerta de chapa en la calle San Pedro de Alcántara. Mas tarde,
cuando el público presente y los miembros de las cofradías se tranquilizaron,
continuó la procesión por su acostumbrado recorrido. Se cuenta que en 1989 ya
ocurrió en Badajoz una situación similar. Sobre el caos creado comenta El Periódico de Extremadura lo
siguiente: “Entonces comenzaron a surgir rumores sobre lo ocurrido: una bomba,
un incendio, un tiroteo o un derrumbe fueron algunas de las versiones que
circularon en los primeros momentos de caos, lo que no ayudó a mantener la
calma, sino todo lo contrario”. Según el superintendente de la Policía Local, Rubén
Muñoz, “se está tratando de identificar a la persona que golpeó la puerta a
través de las grabaciones de teléfonos móviles y de las cámaras de seguridad
del entorno. Si se prueba que el responsable del incidente ha simulado una
situación de peligro para la comunidad, requiriendo la movilización de los
servicios de emergencia, se le podría imputar un delito por desorden público,
castigado con penas que van desde los tres meses y un día a un año de prisión”.
Algunos testigos al acto religioso
describieron la situación de “gritos, gente corriendo en todas direcciones,
empujones, personas caídas en el suelo y aglomeraciones en las calles Moreno
Zancudo y Norte (tapiada)”. Menos mal que mañana lunes todo volverá a la
normalidad; eso sí, con el Gobierno en funciones y Rajoy atrincherado en su cerrazón.
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