domingo, 27 de marzo de 2016

Entre el fervorín y la cerrazón






Este es un  país de mascletás, fuegos artificiales, ninots, fallas, pitos,  flautas y gorigoris.  Aquí, cualquier  evento popular no se entiende sin el alcohol, sin el hisopo místico que bendice hasta las rosquillas del santo patrón, sin griterío, sin el olor a ajo de comistrajos de puchero que dicen ser típicos y sin el atronar de cohetería, bombas reales y chupinazos. Si alguien lo desea comprobar in situ, que vaya a Valencia por san José, a Pamplona por san Fermín o a Zaragoza por las fiestas del Pilar. Pero los últimos actos terroristas en Bélgica y las noticias que recibimos en los telediarios nos han puesto a todos los ciudadanos los nervios a flor de piel. Para más inri, a la televisión que pagamos todos le ha dado por “revivir” el semanario que leían en su chiscón las porteras, es decir, “El Caso”. Los aeródromos de Getafe y Cuatro Vientos y el Centro Universitario María Cristina en El Escorial sirven como exteriores, y un plató de 1.500 metros cuadrados en San Sebastián de los Reyes recrea una comisaría de Policía y la redacción de ese semanario. Es la España surrealista de Margarita Landi y de Belén Esteban. Esto es de locos. Y así pasa lo que pasa. Resulta que al filo de la medianoche del Viernes Santo se posesionaba en Badajoz  a la Virgen de la Soledad. Al llegar al Arco del Peso, en la Plaza Alta, se escucho un fuerte ruido. Nazarenos, damas de peineta y mantilla, gente que observaba en las aceras el paso de la peana y gran parte de la comitiva entraron en pánico y echaron a correr en todas las direcciones como si de una estampida de bisontes se tratase. Según fuentes de la Policía Local, dos personas tuvieron que ser atendidas por los servicios sanitarios al sufrir crisis de ansiedad y nerviosismo, y otras tres por heridas leves. ¿Qué había sucedido? Sencillamente que un tipo con unas copas de más había dado una fuerte patada a una puerta de chapa en la calle San Pedro de Alcántara. Mas tarde, cuando el público presente y los miembros de las cofradías se tranquilizaron, continuó la procesión por su acostumbrado recorrido. Se cuenta que en 1989 ya ocurrió en Badajoz una situación similar. Sobre el caos creado comenta El Periódico de Extremadura lo siguiente: “Entonces comenzaron a surgir rumores sobre lo ocurrido: una bomba, un incendio, un tiroteo o un derrumbe fueron algunas de las versiones que circularon en los primeros momentos de caos, lo que no ayudó a mantener la calma, sino todo lo contrario”. Según el superintendente de la Policía Local, Rubén Muñoz, “se está tratando de identificar a la persona que golpeó la puerta a través de las grabaciones de teléfonos móviles y de las cámaras de seguridad del entorno. Si se prueba que el responsable del incidente ha simulado una situación de peligro para la comunidad, requiriendo la movilización de los servicios de emergencia, se le podría imputar un delito por desorden público, castigado con penas que van desde los tres meses y un día a un año de prisión”. Algunos  testigos al acto religioso describieron la situación de “gritos, gente corriendo en todas direcciones, empujones, personas caídas en el suelo y aglomeraciones en las calles Moreno Zancudo y Norte (tapiada)”. Menos mal que mañana lunes todo volverá a la normalidad; eso sí, con el Gobierno en funciones y Rajoy atrincherado en su cerrazón.

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