lunes, 21 de marzo de 2016

Sobrepasar el precio de dos cruasanes





La noticia de la prensa es que “un guardia civil fuera de servicio detiene a un hombre que robaba en un coche”. Para más señas, el hombre era ecuatoriano. Eso es lo de menos. Podría haber sido bilbilitano o calagurritano de nación. ¿O es que entre los españoles no hay chorizos?  No miro a nadie. A mi entender eso no es noticia. Un guardia civil, como un policía nacional, está de servicio las 24 horas del día y si se percata de un robo, de un altercado en la vía pública o de cualquier otro acto delictivo tiene obligación de intervenir de inmediato en la medida de sus fuerzas, de conformidad con el  artículo 5.4 de la Ley Orgánica de Seguridad Ciudadana 1/1992, donde se establece que “la dedicación profesional, deberán llevar a cabo sus funciones con total dedicación, debiendo intervenir siempre, en cualquier tiempo y lugar, se hallaren o no de servicio, en defensa de la Ley y de la seguridad ciudadana.” Esa misma ley añade que “dicha capacidad de actuación en situaciones graves, la tienen los propios ciudadanos que incluso pueden practicar una detención, pero no están obligados a una actuación directa aunque si a un auxilio conciso. En el caso que nos ocupa, un agente de la Guardia Civil destinado en el cuartel de Épila fuera de servicio escuchó en una calle del zaragozano Barrio de las Delicias de Zaragoza  el fuerte ruido de un cristal de un coche  al romperse. Sin pensárselo dos veces y tras identificarse detuvo al autor del intento de robo “in fraganti” en el interior de ese vehículo. Comprendo que estos días de Semana Santa hay pocas noticias políticas interesantes pero, puestos a rellenar papel de periódicos, que nos cuenten otro tipo de “culebrones” con más enjundia. Pero, desde luego, que un guardia civil fuera de servicio detenga a un ladronzuelo que intentaba robar en el interior de un coche aparcado en una calle no sólo no es noticia sino que se me antoja una afirmación obvia, vacía o redundante. Es decir, lo que en retórica se conoce como  una tautología. Ya sabemos, por tanto, que un policía tiene obligación de actuar estando o no de servicio. Como un médico, llegado el caso. En la cuestión que nos ocupa, la prensa escrita, concretamente Heraldo de Aragón, no ha tenido una “innovación novedosa” ni tampoco una falta de estilo. Simplemente ha pretendido transformar en noticia lo que no lo es. Y tal “obsequio informativo” no nos lo ha entregado “gratis”, que también constituye una tautología, sino después de haber pagado el ejemplar en el quiosco, que ya sobrepasa precio de dos cruasanes.

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