En este corral de
comedia nada cambia, para nuestra desgracia. España se ha convertido en la Casa de Tócame Roque y el
Gobierno en funciones parece extraído de un sainete de Carlos Arniches o del “teatro por horas” del siglo XIX. Aquí
tenemos desde La señorita de Trevélez,
ociosa y desocupada, hasta Serafín, el
pinturero. A propósito de mi chat
de ayer, leo lo que dice hoy en el diario Público
Juan Carlos Escudier: “La nueva
etapa de la monarquía respondía en realidad a una cuestión de supervivencia de
la propia institución, que si ya era indigesta conceptualmente, se había vuelto
intragable desde que cayó el velo de su impunidad y quedaron al aire sus
vergüenzas y sus corruptelas. Al nuevo rey correspondía salvar los muebles de
época y para ello tuvo que aceptar cierta transparencia y hasta renegar de esos
familiares contaminados a los que hoy se juzga en Mallorca. De este cordón
sanitario ha escapado el emérito, cuyas francachelas con corinnas y reyes del
azúcar parecen tener indulgencia plena”. (…) “El más querido de esta ‘yogui pandy’, López Madrid, yerno de Villar
Mir y envuelto en un turbio caso de presunto acoso a una dermatóloga, ha
tenido el privilegio de dar el primer disgusto a la real pareja al desvelarse
los mensajes de apoyo que desde Zarzuela se le transmitieron cuando se supo que
era usuario de una de las famosas tarjetas black
de Cajamadrid. El ‘nos conocemos, nos queremos, nos
respetamos. Lo demás merde’ de Letizia
ha sonado tan idéntico al ‘Luis, se
fuerte’ de Rajoy a Bárcenas que no hay campaña de
glorificación que lo resista”. Aquí lo dejo. No merece la pena seguir con este
asunto. Existe otra cuestión que me tiene perplejo: El Gobierno anuncia que
Mariano Rajoy “ni puede ni debe”
someterse al control parlamentario. ¡Toma del frasco! Según José Luis Ayllón, secretario de Estado
de Relaciones con las Cortes, “no se puede someter a las iniciativas de control
por parte de una Cámara que no ha otorgado su confianza al Gobierno en
funciones”. Un Gobierno en funciones y fuera de control parlamentario puede ser
lo más parecido al camarote de los Hermanos
Marx. El Gobierno está en funciones pero el Congreso de los Diputados no.
Hay quien muere matando. Otros prefieren agarrarse al poder con una mano y con
la otra tocar los cataplines a todos los españoles. En política, como en el
juego del guiñote, hay quiénes no saben perder. Y Ana Mato, como no sabía de quién era el jaguar antes y no encuentra trabajo ahora, apara la mano para
recibir 53.400 euros anuales del Congreso en concepto de indemnización por
cese, de conformidad con el Reglamento de Pensiones
Parlamentarias y Otras Prestaciones Económicas, aprobado en 2006 y modificado
posteriormente en 2007 y 2011. La lista se extiende a otros 62
exparlamentarios. Y en esta tragedia grotesca, a las familias con todos sus
miembros en paro, que son legión, que les den por donde amargan los pepinos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario