martes, 6 de septiembre de 2022

"Calandracas" en tempura

 


El derecho consuetudinario es derecho normalmente no escrito que hace referencia a aquellos actos repetidos en el tiempo que terminan adquiriendo fuerza de ley por el uso de la costumbre. A eso iba. En Aragón, como en otras regiones de España, algunos tipos pretenciosos intentan conseguir que una peregrina idea gastronómica se convierta sin el poso del tiempo necesario en algo típico de la zona. Eso sucedió con demasiada frecuencia en la repostería con la llegada de la creación de las 17 Autonomías más dos ciudades autónomas y de sus correspondientes estatutos autonómicos. En Aragón, donde resido, aparecieron días festivos de carácter provincial y local que con anterioridad no se contemplaban en los calendarios laborales, por ejemplo San Jorge, convertido en patrón de Aragón y la Cincomarzada, fiesta local de Zaragoza. La cincomarzada recuerda una escaramuza entre carlistas e isabelinos acontecida en 1838. Y por aquello de que el Jalón pasa por Calatayud, se aprovechó cada festividad señalada para que los confiteros hicieran determinadas tartas, roscones y pasteles en cada una de esas fechas: el “lanzón”, por San Jorge; “la corbata”, por san José; la “tetica” por santa Águeda; el “manto” por el Pilar; etcétera. Y nos pretendieron hacer creer que todos esos dulces, más los que me dejo en el tintero por no aburrir al lector, eran los productos típicos de siempre que había que comprar coincidiendo con cada fecha. Este verano, ya a punto de acabar, estuvo mi hija en Toro (Zamora). Al regresar, nos contó a su madre y a mí que en los bares todos los toresanos acompañaban el vino o la cerveza en los bares con unas tapas que allí llaman “calandracas”. Mi mujer, toresana de nación, jamás había escuchado mencionar esa tapa, con lo que se demuestra que ese bocado fue invención reciente de algún hostelero resabiado; y que, por extensión y dado su éxito, se propagó al resto de las barras de bar de otros establecimientos. Las “calandracas” son fáciles de cocinar. Para ello se necesitan salchichas de cerdo, un vaso de vino blanco, lonchas de jamón de York, lonchas de queso y harina. Todo ello, enrollado, se fríe en la sartén con tempura (masa orly). Se sirven calientes, con un palillo atravesado. Las “calandracas”, acompañadas de un tinto “Gran colegiata”, de bodegas Fariñas, dicen que están deliciosas. Ya se lo contaré a ustedes cuando las pruebe.

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