viernes, 30 de septiembre de 2022

En la calle de Escarpín mataron a Barrabás

 


Por Juan Manuel García Bautista ha sabido que en la Sevilla del siglo XVII existió la calle de Barrabás en el barrio de Santa Cruz, la actual calle dedicada al dramaturgo Lope de Rueda. Barrabás fue un zelote, un personaje secundario en la vida de Jesús liberado de la condena  de muerte por las turbas fariseas enardecidas. Hay quien cree que Barrabás (en arameo Bar Abba) no es cosa distinta a un “invento” para eximir a los romanos de la culpa de la muerte del Redentor y hacerla recaer sobre los judíos, en un momento en que se trataba de cristianizar el Imperio Romano. Roma no podía ser responsable de haber matado a Dios. La cuestión es que a la calle Barrabás, más tarde denominada como calle de los Melgarejos, residió en el siglo XVII Fernando Ortiz de Melgarejo, que en 1630 contrajo matrimonio con Luisa Maldonado, al tiempo que mantenía relaciones de tapadillo con una mujer casada, Dorotea de Sandoval.  La desvergüenza de Fernando Ortiz de Melgarejo llegó al extremo de engalanar el balcón de su casa en la calle Cuna por la fiesta del Corpus y asomarse acompañado por Dorotea de Sandoval sin el menor recato, hasta el punto de que Luisa Madonado ordenó envenenar a Dorotea de Sandoval, la amante de su marido. Poco después del envenenamiento Fernando Ortiz de Melgarejo dio muerte a su mujer y los sevillanos le motejaron como Barrabás. Fue entonces cuando a la calle de los Melgarejos comenzó a llamarse calle de Barrabás, que perduró hasta 1840. En 1632, cuando penetraba Fernando Ortiz de Melgarejo por la calle Escarpín salió a su encuentro el cornudo Bernardo Sandoval, que le retó a duelo. En un momento de la lucha a florete entre ambos intervino un criado mulato de éste, apuñalando por la espada a  Fernando Ortiz de Melgarejo, produciéndole la muerte. Dice una canción popular: “En la calle de Escarpín / mataron a Barrabás. / Si vives como él vivió / lo mismo que él morirás”. Otra leyenda hace referencia a un morisco que vivía en esa calle en el siglo XV y fue acusado de robar colmenas de abejas. Fue detenido, pero como su delito no pudo ser probado fue puesto en libertad un Viernes Santo, el mismo día en que fue libertado Barrabás por el gobernador romano de Judea, Poncio Pilato, quince siglos antes.

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