lunes, 12 de septiembre de 2022

La mala digestión

 


Está acertado el diario El País hoy, cuando afirma que ha muerto de una neumonía bilateral (covid) el más europeo de los escritores españoles, al referirse a Javier Marías, autor de 16 novelas, traducido a 46 lenguas y editado en 59 países. Ocupó el sillón ‘R’ en la Real Academia, vacante desde la muerte de Fernando Lázaro Carreter, tras su discurso “Sobre la dificultad de contar”, en 2008, contestado por Francisco Rico, quien aparecerá en tres novelas suyas: como profesor Del Diestro (“Todas las almas”); profesor Villalobos (“Corazón tan blanco”); y profesor Rico (“Negra espalda del tiempo”). Andrea Aguilar, en un serio artículo en ese diario, comenta: “En la emisora de radio France Culture hace unos años, le preguntaron a Marías qué era para él ser escritor, según recordaba Gustavo Guerrero. Dijo que escribir es una forma de pensar, que no existe de otra forma que no sea escribiendo. Y nos dejó a todos en silencio”. Lamentaré no poder seguir leyendo sus trabajos dominicales de “La zona fantasma”. Fue rey ficticio del Reino de Redonda con  el nombre de King Xavier I y otorgó títulos nobiliarios (duques y duquesas de Redonda) ficticios a diversos personajes, algo que también hizo el dictador Franco de forma más desparramada. De todo, lo que más admiro de Marías es haber tenido cuajo para rechazar el Premio Nacional de Narrativa en 2012, concedido por el Ministerio de Cultura. A ese respecto, declaró a los medios: “Estoy siendo coherente con lo que siempre he dicho, que nunca recibiría un premio institucional. Si hubiera estado el PSOE en el poder hubiera hecho lo mismo... He rechazado toda remuneración que procediera del erario público. He dicho en no pocas ocasiones que, en el caso de que se me concediera, no podría aceptar premio alguno”. Descanse en paz Javier Marías en el “panteón de reyes” de su Reino de Redonda. En El Escorial, los monarcas españoles y sus consortes respectivas lo tienen peor, hay overbooking, o sea, 24 sepulcros de mármol negro ocupados con esqueletos y calaveras y dos repisas vacantes esperando encajar lo que queda de Juan de Borbón Battenberg (que nunca fue rey) y de su mujer, Mercedes de Borbón Dos Sicilias. Pero las inscripciones respectivas, que es lo que leen los turistas, ya están plasmadas en los estantes vacantes sobre la puerta de entrada: “Ioannes III, comite Barcelona" y "María de Mercedibus, comitissa Barcelona". Las dos Españas, la oficial y la cañí, son las dos tapas de cartoné de un cuento “goebbelsliano”  que solo pretende marear la perdiz obstaculizando  la resolución de problemas que afectan al ciudadano común. Las “Fábulas” de Esopo transmitían lecciones sobre las relaciones del poder con la fuerza y la astucia a quienes rompían la coraza de la ficción para comer el fruto de la sabiduría de su interior. Ahora es distinto. Nos intentan hacen tragar desde los poderes políticos, también los neoliberales, unas mentiras mil veces repetidas para que podamos asimilarlas con estómagos de rumiantes a quienes estamos hartos y ya se nos clarea la raspa. Y ese adormecimiento generalizado por una mala digestión les viene a esos miserables de perlas. 

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