Está acertado el diario El País hoy, cuando afirma que ha muerto de una neumonía bilateral (covid)
el más europeo de los escritores españoles, al referirse a Javier Marías, autor de 16 novelas, traducido a 46 lenguas y
editado en 59 países. Ocupó el sillón ‘R’ en la Real Academia, vacante desde la muerte de Fernando Lázaro Carreter, tras su discurso “Sobre la dificultad de contar”, en 2008, contestado por Francisco Rico, quien aparecerá en tres novelas suyas:
como profesor Del Diestro (“Todas las almas”); profesor Villalobos (“Corazón tan blanco”); y profesor Rico (“Negra espalda del tiempo”). Andrea Aguilar, en un serio artículo en ese diario, comenta: “En la
emisora de radio France Culture hace unos años, le preguntaron a Marías
qué era para él ser escritor, según recordaba Gustavo Guerrero. Dijo que escribir es una forma de pensar, que no existe
de otra forma que no sea escribiendo. Y nos dejó a todos en silencio”. Lamentaré
no poder seguir leyendo sus trabajos dominicales de “La zona fantasma”. Fue rey ficticio del Reino de Redonda con el
nombre de King Xavier I y otorgó
títulos nobiliarios (duques y duquesas de Redonda) ficticios a diversos
personajes, algo que también hizo el dictador Franco de forma más desparramada. De todo, lo que más admiro de Marías
es haber tenido cuajo para rechazar el Premio
Nacional de Narrativa en 2012, concedido por el Ministerio de Cultura. A
ese respecto, declaró a los medios: “Estoy siendo coherente con lo que siempre
he dicho, que nunca recibiría un premio institucional. Si hubiera estado el
PSOE en el poder hubiera hecho lo mismo... He rechazado toda remuneración que
procediera del erario público. He dicho en no pocas ocasiones que, en el caso
de que se me concediera, no podría aceptar premio alguno”. Descanse en paz
Javier Marías en el “panteón de reyes”
de su Reino de Redonda. En El
Escorial, los monarcas españoles y sus consortes respectivas lo tienen peor, hay
overbooking, o sea,
24 sepulcros de mármol negro ocupados con esqueletos y calaveras y dos repisas
vacantes esperando encajar lo que queda de Juan
de Borbón Battenberg (que nunca fue rey) y de su mujer, Mercedes de Borbón Dos Sicilias.
Pero las inscripciones respectivas, que es lo que leen los turistas, ya están
plasmadas en los estantes vacantes sobre la puerta de entrada: “Ioannes III, comite Barcelona" y
"María de Mercedibus, comitissa Barcelona". Las dos Españas, la
oficial y la cañí, son las dos tapas de cartoné de un cuento “goebbelsliano” que solo pretende marear la
perdiz obstaculizando la resolución de
problemas que afectan al ciudadano común. Las “Fábulas” de Esopo
transmitían lecciones sobre las relaciones del poder con la fuerza y
la astucia a quienes rompían la coraza de la ficción para comer el fruto de la sabiduría de su interior. Ahora es distinto. Nos intentan hacen tragar
desde los poderes políticos, también los neoliberales, unas mentiras mil veces
repetidas para que podamos asimilarlas con estómagos de rumiantes a quienes estamos hartos y ya
se nos clarea la raspa. Y ese adormecimiento generalizado por una mala
digestión les viene a esos miserables de perlas.
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