miércoles, 7 de septiembre de 2022

Sobre blasones y banderas

 

 

 


Con la Constitución de 1978 España se vertebró en 17 Comunidades Autónomas y dos Ciudades Autónomas: Ceuta y Melilla. Y cada una de esas Comunidades creó sus propias Cámaras parlamentarias que  han ido emanando las más diversas leyes de aplicación territorial. La España de hoy se parece muy poco a la que conocimos siendo escolares quienes ya peinamos canas. En el caso de Aragón se dio forma a 33 delimitaciones comarcales de acuerdo con la Ley 10/2002, de 3 de mayo (BOE número 134, de de 5 de junio de 2002), de acuerdo con el artículo 5 del Estatuto de Autonomía de Aragón. También se crearon los Consejos Comarcales. El texto, todo un tostón grandilocuente y empalagoso,  consta de 27 artículos, seis disposiciones adicionales, dos disposiciones transitorias y tres disposiciones finales (B.O.A. número 53, de 8 de mayo de 2002) con firma del entonces presidente Marcelino Iglesias Ricou. También se aceptó un modelo que pudiera servir de base para que las Comarcas de Aragón que lo desearan pudieran tener escudo de armas y bandera propia. Los primeros 35 emblemas comarcales y municipales autorizados en 2005 por el Gobierno de Aragón fueron elaborados por la Cátedra de Emblemática “Barón de Valdeolivos” con la ayuda de una docena de colaboradores y el apoyo de la Institución “Fernando el Católico”. En esa emblemática comarcal fueron apareciendo los primeros brotes: escudo y bandera de la Comarca del Campo de Cariñena, de la Comarca de Calatayud y de la Comarca de la Ribera Baja del Ebro. También la primera emblemática municipal: Agón, Aranda de Moncayo, Berrueco, Cortes de Aragón, Fuencalderas, Gallocanta, Gelsa, Ontinar de Salz, Pleitas,Purujosa, Ruesca, Santa Cruz de Nogueras, Santed, Torralba de los Frailes y Villanueva de Gállego, indicándose en todos ellos la referencia a la publicación oficial en la que aparecen insertos. En resumidas cuentas, aquello se concretó en un convenio firmado por el vicepresidente del Gobierno de Aragón (José Ángel Biel), por el entonces presidente de la Diputación Provincial de Zaragoza y en una normativa del Gobierno Autónomo. En el armorial que representa los escudos de los 731 municipios aragoneses existentes aparece todo tipo de curiosidades. Muchos se han basado en viejas leyendas o tradiciones. Por ejemplo Barbastro incluye el dibujo de un barbudo; Daroca incluye seis ocas dentro de un recinto mural; y Teruel, (el Turollius romano) un toro. Y, curiosamente, unos escudos municipales disponen a timbre corona real cerrada (como Purujosa o Terrer) y otros llevan diversas coronas abiertas (Aranda de Moncayo, corona condal; Calatayud, corona real abierta; La Vilueña, corona marquesal; etcétera).  Lo que sí parece cierto es que a la Cátedra de Emblemática “Barón de Valdeolivos”, presidida en la actualidad por Guillermo Redondo Veintemillas, no le faltó imaginación a la hora de idearlos. Pero si en el escudo cuadrilongo con base semicircular de Terrer, por citar un municipio de Zaragoza, los escusones de oro con cuatro palos de gules que flanquean la torre almenada y donjonada hubiesen sido dos botellas de vermú Casa Valdepablo (color caoba con matices ambarinos y retrogusto largo y agradable)  el blasón terrino se hubiese aproximado con más rigor a la realidad. Es un suponer, o sea.

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