martes, 13 de septiembre de 2022

Oscurecer la transparencia

 



C
ontaba Javier Marías que terminada la Guerra Civil, y así lo transmitía a los lectores Ernesto Escapa en Diario de León el 22 de noviembre de 2014, su padre, Julián Marías, pasó varios meses en presidio por la denuncia de tres colegas que antes fueron amigos: Carlos Alonso del Real, Julio Martínez Santaolalla y Darío Fernández Flórez. Eso también lo cuenta Javier Marías en su libro “Tu rostro mañana”. Escribía Ernesto Escapa que “aquel baldón lo obligó a sobrevivir durante la década de los cuarenta con traducciones y clases particulares. También con libros de éxito fulgurante en medio del erial, como su temprana ‘Historia de la Filosofía’ (1941). A comienzos de los cincuenta, se incorporó a la docencia americana, y ya tuvo otro respeto. Con el rescate de la democracia, fue senador real en la etapa constituyente. Esas afinidades lo relegaron del aprecio de los jóvenes cuando en España se instaló la libertad. En la charca del franquismo (1942) unos bien (sic) mandados le suspendieron la tesis doctoral, marcando un precedente insólito en la historia universal de la infamia: el dominico Barbado, el latinista Vela Utrilla y el pedagogo García Hoz. Sólo el filósofo Morente, que presidía el tribunal, votó a su favor, mientras Zubiri no pudo participar por el veto del arzobispo Eijo Garay, que no admitía en su circunscripción como docente civil a quien antes había sido eclesiástico. Era expresidiario”. Pero para entender al discípulo de Ortega nada mejor, a mi entender, que leer la tesis doctoral “La vida biográfica de la persona en Julíán Marías” (2017) de Pedro Chumillas Zurilla, dirigida por el profesor Juan Manuel Burgos Velasco y presentada en la Facultad Eclesiástica de Filosofía de la Universidad de Navarra. Hay otras muchas tesis sobre Julián Marías, pero me quedo con esa por su rigor. Pues bien, por ventilar un poco este corral de comedias, conviene señalar que Eijo Garay, junto con el cardenal primado de Toledo, Isidro Gomá y el entonces obispo de Salamanca Enrique Plá y Deniel, redactó la “Carta colectiva de los obispos españoles con motivo de la guerra en España", en 1937. Otrosí, junto con otros 19 obispos españoles, organizó el 20 de mayo de 1939 una ceremonia religiosa presidida por Franco en la Iglesia de Santa Bárbara de Madrid para ofrecer a Dios la victoria en la Guerra Civil. Y Erijo Garay, también, promovió siendo obispo de Madrid que Franco acudiera a los actos religiosos bajo palio. Ese fue el personaje,  designado Patriarca de las Indias Occidentales en 1946 por Pío XII, el papa que miró hacia otro lado frente al horror del Holocausto. No sigo, que me enciendo.

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