miércoles, 21 de junio de 2023

Teruel existe, pero de milagro

 


El 19 de junio de 2022 se vino el símbolo de Teruel, el Torico, y parte del capitel al suelo; el 13 de junio pasado se venía abajo un edificio de cinco platas en cuestión de segundos. Una veintena de familias se quedaron a la intemperie. Se da la circunstancia de que el escritor Javier Sierra vivió en esa casa de niño con sus padres, y de que pocos días antes de ese desplome el edificio había sido visitado por  técnicos de Urbanismo. Y esta mañana de miércoles, la caída de cascotes de un balcón de la plaza de Carlos Castel ha provocado  cierta inquietud entre los vecinos. Algunos expertos creen que ese derrumbe, el del edificio entero, fue causado por las tormentas, que el agua caída en tromba minó sus ya débiles cimientos. Que digan la verdad: por sus cimientos corrían de forma descontrolada aguas fecales. Esa peregrina explicación de que la culpa fue de las tormentas no se la creería hoy ni el hombre que asó la manteca, un tal Francisco Martínez Motiño, cocinero de Felipe III y de Felipe IV y autor del recetario más importante del Siglo de Oro: “Arte de cozina, pastelería, vizcochería y conservería” (sic), publicado en Madrid en 1611. Entre sus fastuosas recetas aparece una que llama poderosamente la atención: “Cómo se puede asar una pella de manteca de vacas en el asador”. Y escribió la fórmula. Queda claro que asar manteca nunca fue tarea para torpes ni cosa de tontos. Pues bien, los técnicos que hicieron un ojeo de la cimentación y el estado de las columnas del  garaje días antes sabían de edificaciones como yo de tocar la zampoña, es decir, cero patatero. Teruel existe pero se está cayendo a trozos. La caída del Torico fue producto de una negligencia, debida al empuje lateral que soportó el capitel que lo sustentaba al desatarse de uno de los lados las sogas decorativas con motivo del Congreso Nacional del Toro de Cuerda. Ese desatino me recuerda a Sansón, el héroe hebreo de fuerza sobrehumana y terror de los filisteos (Jueces, 16:21-31). Jaime Vicente Redón, director del Museo de Teruel, hizo unas posteriores declaraciones: “Hasta que se rompió, a nadie le importaba el origen del Torico”. Lo cierto es que la insensata iniciativa del Ayuntamiento turolense presidido por Emma Buj, del Partido Popular (y que repite mandato) terminó de la peor manera, con el Torico partido en varios pedazos y sin contar con la previa autorización de Patrimonio, según reconoció María Sancho Abarca Menjón Ruiz, directora general de Patrimonio Cultural de la DGA, cesada de su cargo el pasado 14 de junio como consecuencia de los resultados electorales desfavorables para Javier Lambán del pasado 28 de mayo. Se da la paradoja de que Emma Buj, antes de ocupar la Alcaldía de Teruel en 2016  fue la edila delegada de Contratación y de Urbanismo, entre otras competencias municipales. Vamos, que Teruel existe, pero de milagro.

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